Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Guirao

A principios de los noventa surgió un grupo paramilitar de filiación priista autodenominado Los Chinchulines, que al amparo del poder cometió asaltos, despojos, robo de vehículos, secuestros, torturas y hasta asesinatos. El líder de esa banda criminal fue el ex delegado el ISSSTE, Rafael Ceballos Cancino.
Esa banda fue acusada en 1998 de haber asesinado a cincuenta personas ligadas al zapatismo, promover la guerrilla, incendiar casas y portar armas de fuego de uso exclusivo del Ejército. Y para sorpresa de muchos, entre esos paramilitares estaba Leonardo Rafael Guirao Aguilar, quien hoy se presenta como promotor del cristianismo en Chiapas siendo acusado por los habitantes de Bachajón de suministrar armas de fuego a grupos criminales.
Siguiendo los pasos de su mentor Rafael Ceballos, Guirao saltó de la delincuencia organizada a la política, pero con resultados desastrosos.
Fue presidente municipal de Chilón por el periodo 2012-2015. Un estudio micro regional practicado por SEDESOL encontró que como resultado de su gestión 56 mil personas en ese municipio carecían de posibilidades para una alimentación diaria, que el 42.56 por ciento de la población tenía un grave rezago educativo, 39 mil 804 habitantes no contaban con los servicios de salud y que otros 113 mil 574 carecían de los servicios básicos en la vivienda.
Por otra parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), reveló mediante un detallado informe que “la injusticia social permea en los sectores más vulnerables de la sociedad, donde más de 118 mil habitantes viven en pobreza extrema”.
La noche del 24 de abril de 2013, dos días después de que organizaciones defensoras de derechos humanos llegaran a Chilón a comprobar el clima de violencia, Juan Vázquez Guzmán, luchador social ligado al zapatismo, fue asesinado de seis disparos en la puerta de su casa. Mucho se dijo que ese homicidio había sido motivado por una venganza política.
Sucedió que minutos después del atentado decenas de personas acudieron a la presidencia municipal para pedir auxilio, pero trabajadores del Ayuntamiento dijeron que Rafael Guirao no estaba en la ciudad, sino de gira con la Fundación Chiapas Verde, una de las tantas organizaciones de su propiedad con la que promociona su nombre.
Días después se dijo que esa trágica noche lo habían visto en un tugurio ubicado a las afueras de Tuxtla Gutiérrez, donde embriagado bailaba al son de la mesa que más aplauda, rodeado de mujeres.
Mientras Guirao disfrutaba de una noche de pecado, los asesinos de Juan Vázquez huyeron en una camioneta roja, dejando tras ellos a la familia llorando alrededor del cadáver.
“Si no sabemos cuidar el dinero, que se ve, ¿cómo vamos a cuidar las almas de los fieles, que no se ven?”, dijo el Papa Francisco a propósito de los escándalos de corrupción de la Banca Vaticana. Y los chilonenses nunca vieron el dinero del erario en los casi tres años que gobernó Guirao. No hubo obras, ni programas de fomento al campo, ni asistencia social, ni nada. Sólo atestiguaron un carnaval de juergas, francachelas y excesos pagados con dinero público.
En un clarísimo abuso de poder Guirao utilizó 50 mil dólares (700 mil pesos de ese entonces) de las arcas municipales para pagarle al boxeador mexicano Juan Manuel Márquez por usar el logotipo de la Fundación Chiapas Verde en sus pantaloncillos durante la pelea con Timothy Bradley, el 12 de octubre de 2013, en Las Vegas, Nevada.
También, Rafael Guirao tomó dinero del pueblo para satisfacer sus caprichos personales sin importarle que los habitantes de Chilón padecieran hambre y falta de agua potable, y que en el DIF municipal no hubiera ni siquiera una pastilla para curar la fiebre o la diarrea. Fue acusado de desviar dinero público para financiar sus fundaciones.
El 26 de mayo de 2015, un grupo de pobladores de Chilón salió a protestar a las calles por la escasez de agua potable y en contra de la privatización de dicho servicio que quería hacer Guirao, quien para ese momento ya había abandonado la presidencia municipal para hacer campaña política por una diputación federal y ni siquiera entregó la cuenta pública.
Esa misma gente volvió a marchar el 29 de mayo al no recibir respuesta. Esta vez bloquearon los accesos al municipio como medida de presión a sus demandas. Pero al siguiente día, personas identificadas como seguidores de Guirao rompieron el bloqueo, golpearon a los manifestantes, quemaron una cafetería, destrozaron una patrulla y secuestraron a Guillermo Godínez Martínez, líder de las protestas. Ese caso trascendió a nivel nacional, pero nadie movió un dedo para hacer justicia.
Desgraciadamente, Guirao disfrutó de la protección de los que mandaron en Chiapas el sexenio pasado. Todos los delitos que cometió quedaron impunes. Nadie impidió que siguiera medrando con el vandalismo, la guerrilla y el miedo. Pues, además, se dijo que pagaba a un grupo armado para intimidar a la sociedad.

CON GARRA HUMANA
El 28 de agosto de 2015, Rafael Guirao Aguilar tomó protesta como diputado federal por el Distrito I en Palenque, por el PVEM, y se pasó los tres años como en un día de campo. No lanzó ninguna iniciativa, no gestionó recursos para sus representados y no se recuerda si alguna vez subió a tribuna. Sólo utilizó la investidura y la jugosa dieta para recorrer cada rincón del estado en una franca violación a ley electoral, pues hizo campaña anticipada tratando de conseguir la candidatura al Senado de la República.
En diciembre de 2015, Guirao entregó cajas para lustrar zapatos con su imagen a niños de Tapachula, según para apoyar a la niñez. En lugar de gestionar becas, dotar de útiles escolares u otorgar pensiones completas para estudios y alimentos a esos niños, incentivó el trabajo infantil con tal de hacerse publicidad.
Hasta la fecha, todavía se pueden ver por todo el estado murales, lonas, carteles y espectaculares con el dibujo de un león levantando el pulgar. Es el ícono de la Fundación Guirao, A.C. El lema es: Con Garra, Humana.
Con esa organización Rafael Guirao recorrió el territorio chiapaneco supuestamente llevando beneficios a las familias chiapanecas y a la comunidad evangélica, a la que le regaló láminas, instrumentos musicales, equipo de sonido, material de construcción y hasta conciertos gratuitos de cantantes cristianos como Rabito, Alex Zurdo, entre otros. Dice que todo lo hace por amor a Cristo.
¿De dónde obtiene tantos recursos para financiar las giras de la fundación, los conciertos y las dádivas? Nunca lo ha aclarado.
Las Asociaciones Civiles tienen doble filo. Por un lado, pueden dar la apariencia de ser benefactoras, pero también sirven para el desvío de recursos, evadir impuestos y lavar dinero del narcotráfico. Y Rafael Guirao las ha utilizado para disfrazar una abierta campaña proselitista.
Por lo cual, las autoridades deben tomar cartas en el asunto y girar una investigación profunda a las fundaciones de Guirao Aguilar, que no se sabe si operan con recursos de origen lícito.
La sociedad chiapaneca y la comunidad la cristiana no deben dejarse engañar por este peculiar sujeto. Porque no puede haber fines altruistas en la Fundación Guirao por el hecho de que su propietario no es un humanista, sino un personaje de oscuro historial que está señalado de violar las leyes electorales, de saquear el dinero de Chilón para alimentar sus proyectos personales, de ordenar golpizas contra sus opositores y de proteger grupos paramilitares a los que abastece de armas y dinero.
Que nadie sea llamado a engaño. Guirao no es un piadoso de Dios, sino un obsesionado con la gubernatura del estado.
En junio de 2013, en Salto de Agua, participó en una sesión esotérica con un grupo de brujos. Al salir dijo que los dioses mayas le habían hablado. “Tú serás el próximo gobernador de Chiapas”, dijo.
Una noche fría de diciembre de 2013, un hombre salió corriendo de un motel en las cercanías de Plaza Polyfórum en Tuxtla Gutiérrez, estaba completamente embriagado y sólo usaba una tanga de leopardo. Rafael Guirao era ese hombre.

PARA MAGDALENA
Prima linda, he recibido una multitud de correos en los que me acusan, entre otras lindezas, de amlofóbico. Dicen que siento envidia por lo que hace el presidente López Obrador. Que no soporto que haya cancelado la construcción del NAIM, por haber quitado los recursos a las estancias infantiles, por exhibir a ex servidores públicos, etcétera. Pero se equivocan, no es envidia, sino vergüenza. ¡Chao!

@_MarioCaballero