Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Carlos Eugenio Ruiz: Miedo e infamia 

El miedo y la infamia son dos cosas muy diferentes, pero a veces se relacionan. Si el primero es esa sensación de angustia por la presencia de un peligro, lo segundo se refiere a la deshonra que cae sobre aquel que hace una vileza y en ocasiones motivado por el mismo miedo. Tal parece que el todavía rector de la UNACH, Carlos Eugenio Ruiz Hernández, está experimentando ambas. El miedo que siente ante el final de su periodo rectoral lo ha llevado a cometer canalladas. 

Carlos Eugenio Ruiz asumió la rectoría el 4 de diciembre de 2014 y sus malos resultados lo evidencian como el peor rector que la Universidad Autónoma de Chiapas haya tenido en décadas. Después de casi cuatro años, su polémica designación será quizá el menor de los males, porque ahora son más preocupantes los escándalos de corrupción y de abuso sexual, el pésimo rendimiento académico de la institución y la represión que tanto él protagonizó como encubrió durante su gestión.

Mucho se dijo que Ruiz Hernández no ocupó el cargo por méritos propios, sino por sus influencias con el poder. Días antes de su designación, desde Palacio de Gobierno salió la orden de cambiar la Ley Orgánica de la Universidad. Hubo protestas de parte de la comunidad universitaria y de varios organismos sociales que se oponían a la imposición que pretendía el gobierno estatal. No obstante, con mucha facilidad se reformó el artículo que establecía un límite de edad que Carlos Eugenio ya rebasaba para ser rector.

Aparte, violó la norma de la ley universitaria que exige honorabilidad y prestigio profesional en el postulante a la rectoría, ya que estaba acusado de cometer una serie de arbitrariedades y desfalcos a la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, que Ruiz Hernández administró los primeros dos años de este sexenio.

EL MIEDO

Carlos Eugenio Ruiz es médico ginecólogo y desde hace muchos lustros es amigo de la familia Velasco Coello. Pero una cosa es ser experto en úteros y otra muy diferente en la correcta dirección de una institución educativa. Eso a todos en la Unach les quedó muy claro, especialmente al rector que conoce bien las causas de su miedo.

Es muy probable que los señalamientos de desvío de dinero, malversación de recursos y robo, sea lo que más le preocupa al rector. Sin embargo, hay casos de abuso sexual que también empañaron su gestión.

El 14 de mayo de 2018, una alumna de la Facultad de Derecho, con sede en San Cristóbal de las Casas, llegó a la escuela a las siete de la mañana a presentar un examen con el profesor Juan Alonso Cruz López. Antes de iniciar la evaluación una compañera de ella le hizo una pregunta y dicho docente le quitó la prueba y también a otras dos estudiantes. Les dijo que al final de la clase las esperaría en el salón para hacerles un “examen oral”.

Al ingresar al aula, el maestro cerró la puerta. No hubo tal examen. Como no queriendo la cosa le hizo una pregunta, mientras le tocaba la pierna: ¿qué es una metáfora? Después le dijo que mejor la apoyaría poniéndole un ocho de calificación. Fue en ese instante que quiso besarla. Ella no lo permitió. Volvió a acercársele y tomó su rostro con las dos manos; le dijo algo obsceno al oído y la arrinconó contra una de las mesas del salón y le frotó sus partes íntimas. Eso se puede leer en la denuncia que la joven hizo ante la Fiscalía de Distrito Altos que inició la carpeta de investigación 0344-078-0301-2018.

De lo sucedido, el rector Carlos Eugenio Ruiz se enteró el 25 de mayo y no hizo nada al respecto. Fue omiso pese a que muchas alumnas y maestras se han quejado de acoso sexual y no sólo del profesor Juan Alonso Cruz, sino además del director de la Facultad Jacobo Mérida Cañaveral, quien ha sido exhibido como acosador de estudiantes y secretarias.

Lamentablemente, eso mismo ha sido denunciado en el Campus de Ciencias Agrícolas de Huehuetán y sin que hubiera consecuencias legales para los maestros acosadores. ¿Dónde está pues la autoridad universitaria? Se entiende que la obligación del rector es fortalecer la actividad docente, controlar y ejercer los recursos de la Universidad y vincular los beneficios de ésta con toda la sociedad chiapaneca, pero Ruiz Hernández de igual forma falló en su responsabilidad de proteger a los alumnos y trabajadores.

LA ESTAFA MAESTRA

En su toma de protesta, el doctor Carlos Eugenio se comprometió a avanzar hacia una nueva reforma universitaria, trabajar con dinamismo para alcanzar una mejor calidad académica, contribuir en el logro de más altos niveles de bienestar, fomentar el deporte y las actividades culturales y, principalmente, responder como institución a las demandas sociales. Pero fracasó en lo académico y financiero.

De acuerdo con el informe de Execum-UNAM, CONACYT y COPAES 2018, la Unach es de las universidades públicas con los peores resultados de todo el país. En cuanto a prestigio tiene 6.3 puntos de los cien posibles. Está calificada con 36.5 en oferta de posgrado; 19.6 de investigación y tiene un índice de calidad de 43.83, muy inferior a la media nacional.

Ahora, si lo académico es alarmante, lo financiero es fatal.

A partir de la publicación conocida como La Estafa Maestra, la Auditoría Superior de la Federación se metió a revisar la Cuenta Pública de los últimos años y encontró que la Unach fue una de las universidades públicas que estuvieron involucradas en el fraude de más de 7 mil 760 millones de pesos.

El informe dice que la máxima casa de estudios de Chiapas recibió 60.9 millones de pesos en 2015 por parte de la Secretaría de Desarrollo Social, entonces dirigida por Rosario Robles Berlanga. Ese dinero forma parte de los 3 mil 37 millones de pesos que la ASF tiene auditados a la Sedesol, Sedatu y Sagarpa, que han derivado en denuncias penales de la PGR.

Resulta que la Unach firmó un convenio con Sedesol para el desarrollo y operación de proyectos que debieron llevarse a cabo en los 12 municipios del estado que fueron incluidos en la Cruzada Nacional contra el Hambre. Ahí, la Universidad se comprometió a contratar promotores comunitarios quienes trabajarían en proyectos relacionados con la atención a la alimentación y desnutrición, analfabetismo, apoyos a madres solteras y huérfanos.

Poco tiempo después, los jóvenes egresados de la Unach que fueron contratados dijeron que la institución no les pagó. ¿Dónde está ese dinero? Porque hay pruebas de que el contrato se firmó en febrero de 2015, fue suscrito por Carlos Eugenio Ruiz Hernández, el dinero lo recibió la institución y todo lo anterior lo confirma la Auditoría Superior de la Federación.

Por otro lado, ¿qué hizo el rector Ruiz Hernández con los más de mil 200 millones de pesos que recibió anualmente cuando en los pasados cuatro años no realizó ninguna obra y cuando la deuda de la Universidad que era de 100 millones en 2014 ahora es de mil 800 millones de pesos? Aquí en apariencia hay delitos de malversación y desvío de fondos.

LA INFAMIA

El miércoles 7 de noviembre, Carlos Eugenio Ruiz y Beimar Palacios Arreola, actual Secretario General, quisieron imponerle a la Junta de Gobierno de la Unach a Manuel de Jesús Moguel Liévano, director la Facultad de Contaduría, como próximo rector. La Junta no se los permitió y a partir de ahí han ocurrido una serie de incidentes nada agradables.

Desde la expedición de la convocatoria a renovar la rectoría de la Unach, Ruiz Hernández ha abusado de su poder para quitar del camino a todos sus adversarios. Pero una vez que anunció su renunciaba a la reelección, mostró un misterioso apoyo al proyecto de Moguel Liévano. ¿Qué intereses tiene de por medio?

Manuel de Jesús es licenciado en Administración de Empresas, maestro en Educación y doctor en Estudios Organizacionales. ¿Qué tiene de especial que los otros aspirantes no tengan? O ¿qué le ofreció éste al rector que los demás no? ¿Acaso protección?

Carlos Eugenio Ruiz mancilló la memoria del Dr. Manuel Velasco Suárez. Es el causante del grave problema económico de la Unach y hasta él podría ir a prisión. Ahora en la desesperación de evadir la justicia, no le importa guardar las formas: quiere imponer un sucesor a modo aunque tenga que violar las leyes que él por su investidura es el primer obligado en hacer valer y respetar.

De tal manera, si Manuel de Jesús Moguel llega a convertirse en rector, no digan, por favor, que fue por voluntad de la comunidad universitaria ni por sus méritos profesionales. Porque eso tendrá otro nombre: infamia. ¡Chao!

@_MarioCaballero