El actual sexenio concluirá con más pobres que en 2012

Agencia Reforma

Cifras del Sexto Informe de Gobierno indican que la actual administración es la que más recursos erogará en programas para la superación de la pobreza.

La bolsa disponible para este rubro sumará más de 2.2 billones de pesos, de los cuales, 1.8 billones fueron gastados entre 2013 y 2017; el resto, corresponde al presupuesto etiquetado para el presente ejercicio fiscal.

Este monto es 22 por ciento superior al erogado durante la administración de Felipe Calderón. Y duplica al destinado en el sexenio de Vicente Fox.

A pesar de esta inversión histórica, la más reciente medición del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que el actual sexenio concluirá con más pobres que en 2012.

El organismo señala que aun cuando la pobreza extrema se redujo en dos millones de personas, el número total de pobres aumentó de 53.3 millones en 2012 a 53.4 millones en 2016.

Esto se debe, explica el Coneval, a que los dos millones de personas que dejaron la pobreza extrema se desplazaron hacia la pobreza a secas.

Aunado a ello, el riesgo de las personas de caer en esta condición no disminuyó de manera importante; de hecho, en algunos casos aumentó.

La vulnerabilidad por carencias sociales pasó de 33.4 a 32.9 millones de personas entre 2012 y 2016, en tanto que los vulnerables por ingreso aumentaron de 7.2 a 8.6 millones en el mismo periodo.

La dinámica de la pobreza tampoco sufrió modificaciones. Al igual que hace seis años, Chiapas y Oaxaca siguen siendo las entidades más pobres del país. En ellas, 7 de cada 10 habitantes sobreviven en esta condición.

Le siguen Guerrero, Veracruz y Puebla, en donde la pobreza alcanza a alrededor del 60 por ciento de la población.

 

CAE PODER ADQUISITIVO

En los últimos seis años, el costo de la canasta básica aumentó y el ingreso de los trabajadores se redujo. Como resultado, hoy 4 de cada 10 trabajadores no pueden adquirir los alimentos básicos.

Según Coneval, en diciembre de 2012, cuando Peña llegó a la Presidencia, la canasta básica alimentaria para el sector rural tenía un costo cercano a los 824 pesos.

Para diciembre de 2017, había aumentado a más de mil 66 pesos, lo que representó un incremento real del 7.2 por ciento.

Para el ámbito urbano, el precio de la canasta básica aumentó 6.6 por ciento, toda vez que pasó de mil 158 a mil 491 pesos.

En contraste, las percepciones de los trabajadores se redujeron. Las cifras indican que, en el mismo periodo, el ingreso laboral per cápita a nivel nacional pasó de mil 680 a mil 669 pesos.

El sector urbano, en donde se concentra el mayor número de trabajadores, fue el más afectado. Para este ámbito, el ingreso per cápita bajó cerca de 2 por ciento, de mil 953 pesos a cerca de mil 915 pesos.

Si bien en el ámbito rural el ingreso per cápita creció en más de 9.7 puntos porcentuales -de 851 a 935 pesos- en términos reales éste continuó siendo insuficiente.

El Coneval señala que el número de mexicanos que reciben un ingreso por debajo de la línea de bienestar mínimo se mantuvo prácticamente en los mismos niveles que seis años atrás.

Al cuarto trimestre de 2012, 41.1 por ciento de las personas que recibían algún ingreso laboral eran incapaces de adquirir la canasta básica alimentaria.

Para el mismo periodo de 2017, el porcentaje descendió sólo una décima, al posicionarse en un 41 por ciento.

En el sector rural, los trabajadores con ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo representan el 55 por ciento; mientras que en el ámbito urbano, la proporción es de 36 puntos.

La organización civil, Acción Ciudadana Contra la Pobreza indica que los resultados del gobierno federal en materia de empleo contrastan con la propaganda que ha hecho en la materia.

"El Gobierno ha hecho mucha propaganda sobre la creación de empleos. En realidad, se han perdido trabajos de mayor remuneración y se han incrementado los de baja remuneración que producen pobreza", sostiene la asociación en el "Reporte Especial sobre los Resultados del Gobierno de México Frente al Hambre y la Pobreza".

"Durante el sexenio, alrededor del 40 por ciento de quienes trabajan perciben un ingreso laboral menor al costo de la canasta alimentaria para su familia. Es decir: lo que ganan con su trabajo les coloca en extrema pobreza", añade.

La organización civil advierte que, si no se toman medidas para mejorar la situación laboral de los sectores más vulnerables, a México le llevará más de un siglo abatir la carencia alimentaria, es decir, la falta de acceso de los trabajadores y sus familias a una alimentación adecuada.

"Con esta velocidad, llevaría 130 años que la población en este nivel de ingresos fuera cercana a cero".

 

CAMBIAR EL PARADIGMA

El especialista en desarrollo social, Alejandro González, reconoce que en la presente administración se registraron algunos avances: los programas sociales se redujeron de 286 a 145, y los recursos para la política social pasaron del 13 por ciento del gasto programable -680 mil millones de pesos- al 24 por ciento -870 mil millones-.

No obstante, el combate a la pobreza no registró avances sustantivos, sino mejoras frágiles que pueden desdibujarse ante eventualidades, como el incremento de la inflación.

"La valoración es que hubo muy buenas intenciones, muchos esfuerzos y malos resultados, no hubo el progreso esperado, medido en términos de la cantidad de recursos, el número de programas invertidos durante este tiempo en política social y, después, los resultados de acuerdo con los indicadores que el propio gobierno se da a sí mismo de evaluación", sostiene.

Las razones de esta falta de resultados, considera, son la implementación de una política social basada en las expectativas de sectores administrativos y no en las necesidades de la gente, así como la falta de coordinación de los tres niveles de gobierno.

"Es una política social que ha estado pensada más en sectores de la administración pública, en áreas de la administración pública: salud, educación, en las prioridades y agendas de cada sector de la administración, que en las necesidades de las propias personas; eso ha llevado a una altísima fragmentación de la política social, en donde cada quien ve por su propia prioridad en cada sector, sin generar una coordinación de la política social", indica.

Aunado a ello, la dispersión de programas sociales a nivel de estados y municipios fragmenta los esfuerzos y recursos destinados al combate a la pobreza.

"Si ni la propia Federación es capaz de establecer paradigmas consistentes, coherentes, de política social, mucho menos ha sido capaz de transmitir prioridades y procesos de complementariedad con los gobiernos estatales y municipales", señala.

Para el especialista, la reducción de dos millones de pobres extremos, y el desplazamiento de éstos a la pobreza a secas no es un avance que presumir.

"Efectivamente, sacaste de pobreza extrema a personas, pero los pasaste por encima de la rayita y están ahora en condición de pobreza, no en pobreza extrema, pobreza a secas. ¿Qué te dice esto? Que justamente es tan transitorio y tan frágil ese tránsito que con cualquier choque específico, como por ejemplo, el incremento en el precio de la canasta básica o un incremento de la inflación, esas personas rapidísimo van a bajar a la línea de la pobreza extrema, eso no es de presumir en ningún sentido", aseveró.

González advierte que el reto de la próxima administración es replantear la política social, pero hasta ahora lo que ha anunciado el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha sido únicamente otros programas.

El fundador de la organización civil Gestión Social y Cooperación (Gesoc) advierte que si el próximo gobierno no transita hacia una política social basada en la construcción de derechos sociales, la reducción de la pobreza seguirá siendo un reto latente.

"Aunque hay algunos programas específicos, cuando lo ves en su conjunto no hay esa lógica coordinadora de la política social", alerta.