Alberto Ramos García / Columna

A Fuego Lento  / Alberto Ramos García

*** Cómo pinta el 2018

Mientras Pablo A. Salazar Mendiguchía busca por todas las vías colarse de nuevo a la vida política de Chiapas e impulsar desde lo oscurito a Diego Valera Fuentes como candidato a la gubernatura de Chiapas en el próximo proceso electoral desde el Partido de la Revolución Democrática, el resto de aspirantes aún mide las aguas para asegurarse de aventarse al ruedo.

Lo que no ha considerado el exgobernador es que los tiempos han cambiado, que el poder mediático es ahora parte fundamental al momento del sufragio, que la gente ya no cree en las promesas como regalos y que su traición a Chiapas nunca será perdonada.

No tengo la menor duda que la confianza que deposita Pablo Salazar no es precisamente por ser Diego Valera, sino en el hijo de Antonio Valera Saá, un reconocido escritor de Unión Juárez, que también fue un pionero y luchador incansable en la introducción de los sistemas de drenaje, carretera, agua potable, energía eléctrica y de los primeros centros educativos de ese municipio.

Sin embargo, es el mismo personaje que en la elección del 2006 -cuando Pablo le apostó con todo a Sabines-, en su libro Aroma de Café con Leche presentado en agosto de ese año, relata diversas vivencias en la que destaca el fraude electoral del que fue objeto en 1988 en su natal Tapachula.

De acuerdo a las vivencias de Don Toño Valera, José Antonio Aguilar Bodegas con el apoyo de Patrocinio González Garrido, robó urnas y acarreó votantes, para arrebatarle el triunfo; justamente la presentación de este libro se realizó a unos días de realizarse las votaciones para elegir gobernador del Estado y fue publicitado en diversos medios impresos de circulación local.

Algo más que no puedo dejar de escribir es la esquizofrenia de Pablo Salazar contra todo lo que oliera a PRI en su sexenio, y al parecer el mal le perdura, porque ni por equivocación busca una alianza con algo que huela al tricolor, y justamente fue su odio contra el Revolucionario Institucional lo que nos llevó a tener un gobernador rojo pero pintado de amarillo.

Pablo Salazar parece querer repetir la historia, formando a jóvenes políticos sin calidad ni principios políticos –aclaró solo hablo en términos políticos-; qué puede ver el exgobernador en un joven que del PRI, se fue al PVEM y terminó por sumarse al PRD; como escribió César Trujillo hace unos meses, “su lealtad se basa en su beneficio personal”, ¿a quién me recuerda?.

La realidad es que ni Pablo ni Diego tienen cabida en el escenario político del 2018, y en caso lograran concretar sus planes, únicamente servirían para robar votos a la verdadera izquierda en Chiapas.

En el PRI tampoco cantan mal las rancheras, pues mientras que Roberto Albores Gleason cree tener el derecho de ser el candidato de unidad para el 2018, muchos priístas no están de acuerdo, porque el linaje si bien es cierto se hereda pero no los privilegios, esos se ganan con trabajo.

El hijo del exgobernador que entregó el poder a Pablo Salazar poco ha abonado a cimentar, unificar y fortalecer la estructura de este partido a nivel estatal, que también ha mostrado de mil formas su servilismo ante el gobernante en turno, lo que no podemos obviar son las excelentes relaciones que ha estrechado a nivel nacional con políticos mexicanos de gran peso.

Del partido Podemos Mover a Chiapas que encabeza Enoc Hernández debemos reconocer la estructura que logró consolidar en los municipios del Estado en la pasada elección local; Enoc sin inmiscuirse en el jaloneo que se traen los otros candidatos al gobierno de Chiapas, camina por la geografía estatal como “Pedro por su casa”, en el sentido original de la expresión: como una connotación positiva de confianza y desenvoltura de una persona en un lugar.

A decir, es el único aspirante al gobierno del Estado que ha demostrado congruencia al dejar de ocupar un cargo público para dedicarse de lleno a la labor partidista y a la construcción de una estructura que fortalezca al partido en encabeza, aún sin tener la seguridad que pueda ser incluido en la boleta del 2018, pero que sí le apuesta a que su trabajo terminará por rendir frutos.

Los que verdaderamente están por la calle de la amargura, y resultan decepcionantes, son los del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), porque los “cuates” de Andrés Manuel López Obrador ya no saben ni cómo hacerle para decir quién es su “bestfriend”.

Entre el ramillete de aspirantes encontramos al Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, Rutilio Escandón Cadenas, al Senador Zoé Robledo y el ex - coordinador de asesores del Gobierno del Estado, Óscar Gurria . Ahora sí que aquí va a aplicar entre elegir entre el menos “pior” pero que sume más votos.

Se presupone que la técnica para elegir al candidato de este partido será la que AMLO ha usado anteriormente: quien le garantice más votos o recursos a su proyecto será el elegido como “bestfriend”; no hay que olvidar que técnica le sirvió a Pablo Salazar para colar a Juan Sabines en el 2006 por el PRD, partido del que fuera candidato a la Presidencia de la Republica Andrés Manuel, en ese momento.

Sin embargo, el que está operando por apostarle a ganar es el Diputado Presidente del Congreso del Estado, Eduardo Ramírez Aguilar, pues incluso dejo la puerta abierta para que este partido –Morena- se sume en una coalición al PVEM a nivel estatal.

Resulta extraño que el dirigente del Verde en el Estado prefiera una alianza con un partido antagónico, que su aliado en pasadas alecciones, pues no hay que olvidar que el gobierno actual llego al poder por una alianza entre el PVEM y PRI. Pero no olvidemos que en el PRI ya aplicaron aquella de que él se fue a la villa perdió su silla y valió la democracia interna ¿Pero qué pasa en el Partido Verde Ecologista de México en Chiapas? La realidad es que la estructura ha sido desgastada por personajes que solo se sirvieron para obtener un cargo y olvidarse de los que votaron por ellos, por solo mencionar Samuel Chacón y Fernando Castellanos, sin embargo hay cuadros rescatables como el de Carlos Penagos.

Ese desgaste mediático y en el sentir de la gente es lo que podría restar simpatías para Eduardo Ramírez Aguilar, y sin lugar a dudas, llegará el momento en que tendrá que sacudirse de personajes que en lugar de sumar, espantan a la gente.

Pero el Verde ha dado mucho de qué hablar en los últimos días, pues el último boom noticioso fue la carta que un grupo de panistas prestigiados realizan al Comité Ejecutivo Nacional del Partido Verde Ecologista de México, en donde destapan y proponen a Eduardo Ramírez Aguilar como un candidato que unificaría diversas fuerzas políticas.

Por supuesto, que la carta habla por quienes la firman y por los votos activos dentro del PAN en las diferentes corrientes que representan, y sin duda ha traído una serie de críticas hasta de personas ajenas y contrarias al blanquiazul.

Lo cierto es que Acción Nacional carece de cuadros políticos que permitan mantener su registro en esta próxima elección del 2018, y si no asume una alianza con otra fuerza política podría significar el fin del PAN en Chiapas; pues para nadie es un secreto que la dirigencia estatal actual trae un pleito con el único cuadro que ha logrado sumar votos al PAN, Paco Rojas.

Si Eduardo Ramírez Aguilar logra acomodar las piezas del ajedrez del tablero, podría salir favorecido con una alianza entre el PVEM – PAN – PRD y Mover a Chiapas; de Chiapas Unido ni hablar se busca una Coalición de partidos 
Pero eso solo el tiempo, las circunstancias y el ánimo político lo decidirán.
Nos leemos en la próxima.