Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada

*Relevo priista en Chiapas, con olor a simulación

Los acuerdos están tomados y los procesos definidos para que la renovación del Comité Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Chiapas finalmente se lleve a cabo con las fichas cargadas a favor de los intereses del grupo político que hoy impulsa la candidatura de Roberto Albores Gleason, en un procedimiento que francamente apunta a convertirse en una simulación de “cumplimiento y complacencias superficiales”.

Con la designación del exgobernador oaxaqueño José Murat Casab, como delegado de Comité Ejecutivo Nacional priista en el proceso interno del PRI Chiapas, y los acercamientos públicos entre Roberto Albores Guillén y Enrique Ochoa Reza, los rumores que aseguran un relevo a modo parecen cobrar credibilidad.

Y no es para menos. Las vinculaciones entre los Murat, los Albores y Sabines Guerrero son ya del pleno dominio público. Roberto Albores Guillén fue el principal promotor de la candidatura de Juan Sabines al gobierno de Chiapas por las siglas del PRI, cuando ambos pertenecían a ese partido. Sin embargo, en 2006 la corriente opositora les ganó la partida, designando como candidato a José Antonio Aguilar Bodegas.

La derrota en el proceso interno terminó obligando a Juan Sabines Guerrero a renunciar al PRI y postularse por la coalición PRD-PT-Convergencia, además de desencadenar la expulsión del ex gobernador Albores Guillén de las filas priistas por apoyar abiertamente la candidatura de Sabines al gobierno estatal que finalmente ganó. Desde ese entonces las lealtades se fortalecieron entre ambos grupos políticos.

En consecuencia, Roberto Albores Gleason (hijo de Albores Guillén) fue integrado al gabinete estatal de Sabines Guerrero en la Secretaría de Fomento Económico, luego a la Secretaría de Turismo de donde saltó para contender por la diputación federal. En 2011 obtuvo a dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional y en 2012 un escaño en el Senado de la República. Paradójicamente, todo durante el tiempo en que Sabines Guerrero se mantuvo al frente del gobierno chiapaneco.

Y a todo esto ¿qué tiene que ver José Murat con Chiapas, los Albores y Juan Sabines? La respuesta es muy sencilla. El ex gobernador oaxaqueño fue uno de los principales patrocinadores y socios de Juan Sabines durante su ascenso y estancia en el poder. A él se le atribuye parte del financiamiento a la campaña de Sabines Guerrero y otros tantos intercambios de favores.

Con empresas como Muraza y Alzurio, presuntamente ligadas a Murat, junto a otras empresas fantasmas del ex gobernador veracruzano Fidel Herrera, se adjudicaron en Chiapas obras públicas por más de mil 800 millones de pesos, tan sólo durante periodo 2009-2011. Sin procesos públicos de licitación, ni tardados trámites burocráticos, los millonarios recursos eran entregados en tiempo y forma a estas empresas con domicilios fiscales en el vecino estado de Oaxaca. Todo como pago a proyectos que ni siquiera fueron concluidos conforme se estipuló en los contratos.

Los nexos entre José Murat y Juan José Sabines resultaron muy fructíferos para ambos intereses personales. Son hasta la fecha importantes aliados políticos. A eso súmele usted la injerencia del actual dirigente priista, Enrique Ochoa Reza, al “proyecto alborista”. Ochoa Reza, junto a Aurelio Nuño, se han convertido en los más férreos promotores de la candidatura de Albores Gleason al gobierno de Chiapas para el 2018. 

Por eso no debe extrañar que si los intereses de Sabines Guerrero están sobre Albores Gleason sea justo el ex gobernador oaxaqueño la persona designada por el Comité Ejecutivo Nacional para legitimar el relevo en la dirigencia chiapaneca. Por eso no deberá sorprender que el resultado del proceso termine beneficiando al mismo grupo político que hoy abandera Roberto Albores junior frente a la designación de una candidatura que parece francamente ya inevitable… así las cosas.