Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero 

La reconstrucción y la carroña

“Esa que allí no ves, que no está ni volverá a alzarse nunca, fue en otro mundo la casa donde nací”, escribió José Emilio Pacheco en Las Ruinas de México, el poema en el que plasmó su experiencia después del terremoto de 19 de septiembre de 1985. Con él nos confirmó con pesadumbre que después de la temible tempestad viene la calma, pero a un precio tan alto que ineludiblemente debemos pagar. La elegía del retorno.
¿Cómo podemos volver a la normalidad?
Hasta el día de hoy ya son muchas las horas que llevamos tras el siniestro, en una primera etapa en la que miles de personas se han abocado a la ayuda, a tomar el pico, la pala, la carretilla para hacer un lado los escombros y abrirse paso entre los edificios caídos para salvar vidas. Aquí, personas salieron de todas partes para socorrer a las autoridades civiles y militares quienes se han encargado de dirigir las acciones de rescate. Desde luego, esta fase inicial termina con la detección de los daños, la atención de los heridos y la despedida respetuosa de nuestros muertos.
La segunda etapa es algo más rigurosa. Un conteo de daños a detalle donde sabremos el costo real de la catástrofe y cuántos de nuestros hermanos se quedaron sin casa, sin pertenencias, sin un lugar donde pasar la noche y sin el sustento diario. De acuerdo con las estimaciones preliminares de expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos, los daños de los sismos del 7 y 19 de septiembre se calculan entre mil y diez mil millones de dólares.
Como en el terremoto de 1985, el Gobierno mexicano no está preparado para la emergencia y menos para costear la reparación de daños. El entonces presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) fue criticado por la lenta respuesta de su Administración ante las consecuencias del terremoto y por demorar el acceso a la ayuda internacional. La deuda externa, la inflación del 64% y la fuga de capitales hicieron en ese entonces el escenario del terremoto aún más devastador.
Lo mismo ha sucedido con el gobierno del presidente Peña Nieto, que aunque fue más ágil para llegar a las zonas devastadas y aceptar la ayuda del extranjero, el auxilio prestado no es suficiente para satisfacer tanta necesidad. Pasadas casi tres semanas del sismo de magnitud 8.2, aún hay poblaciones en Chiapas y Oaxaca donde la ayuda no llega y la gente duerme a la intemperie por temor a perder a manos de los saqueadores lo poco que pudo rescatar.
Pero, ¿cómo le hacemos para reconstruir a México?

BUITRES REVOLOTEANDO
“Hacer leña del árbol caído” y “A río revuelto ganancia de pescadores”, son dos aforismos que para desgracia están sonando demasiado fuerte en estos tiempos que apremian la reconstrucción de los estados damnificados.
En los siguientes días, México podría obtener hasta 150 millones de dólares para las tareas de reconstrucción provenientes del bono catastrófico del Banco Mundial. A su vez, empresarios mexicanos crearon el fideicomiso “Fuerza México” para obtener más recursos para destinarlos a la reparación de daños, entre donativos que realicen personas, organismos privados, organizaciones sociales y empresas nacionales y extranjeras. Otros recursos vendrían del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) que este año cuenta con cerca de 6 mil millones de pesos. Asimismo, actores, deportistas, artistas y compañías transnacionales ya han donado varios millones de dólares para el mismo fin.
Pero no todo es producto de la generosidad. En tragedias como la que lastima hoy a muchas familias de México han aflorado lo mejor del ser humano y las peores conductas que tratan de aprovechar el dolor ajeno con fines perversos. Es así que la supuesta ayuda de la clase política obedece a fríos cálculos de costo-beneficio, es decir, entregan el apoyo de acuerdo con lo que por ello pueden recibir.
En este momento muchos partidos políticos están compitiendo por quién dona más dinero público. Algunos pidieron al INE que les descontara el 20%, otros el 25, 50 y hasta el 100 por ciento de la bolsa de casi siete mil millones de pesos que solicitaron al gobierno federal para el financiamiento del año próximo. ¿Por qué lo hacen? Por oportunismo e interés electoral. Esto no sólo concierne a los partidos, sino también a gobernantes y aspirantes a cargos de elección popular. Son buitres que revolotean alrededor de la tragedia.
Andrés Manuel López Obrador anunció días después del terremoto que sacudió a Chiapas y Oaxaca que donaría el 20% de los recursos de MORENA, y volvió a repetirlo el día 20 de septiembre. En ambos casos sabía que era imposible desviar recursos para otras causas que no fueran las del propio partido, pero sí sabía las ganancias a obtener. Iba por la rapiña electoral como un buitre por la carroña.
El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, es señalado de estar acaparando la ayuda que la sociedad civil entrega para ser repartida a los damnificados. Así que por la desconfianza la gente de otros lugares está viajando a ese estado para entregar el apoyo en las manos de las víctimas, a lo que el comisionado de Seguridad Pública Alberto Capella, dijo que los que realizan “turismo sísmico” están  entorpeciendo las labores de Protección Civil y que lo mejor sería que el DIF estatal se encargara de realizar dicha labor.
Lo peor del asunto es que esa dependencia está poniéndose guapo con sombrero ajeno, pues entrega las despensas en cajas y con envolturas con el logotipo del Gobierno del Estado.
Otro caso es el de Ixhuatán, donde había diferentes albergues pero cada uno era de un partido político en especial: del PRI, PAN y PRD que recibían ayuda de las personas y las entregaban como si fueran propias, diciendo: “El PRI otorga…, el PAN hace…, el PRD ayuda…” o algo parecido. En fin que eran albergues o centros de acopio meramente partidistas.
En Juchitán y en Unión Hidalgo detectaron que la Presidenta y el Presidente Municipal detenían con ayuda de la policía a todas las personas que llevaban víveres para almacenarlos en casas particulares, que días más tarde repartían en albergues que ellos mismos instalaban pero ya diezmados y con membretes de los ayuntamientos municipales. Buitres.
El próximo año hay elecciones en Oaxaca, y en San Francisco del Mar, una localidad en estado de pobreza, fueron sorprendidos trabajadores del Gobierno del Estado repartiendo despensas diciendo que era ayuda directa de gobernador Alejandro Murat y de su esposa.
En Tonalá, Chiapas, denunciaron que las autoridades municipales estaban condicionando la entrega de despensas a cambio de ceder una copia de la credencial de elector. También, cuentan que jóvenes con playeras del partido Morena pasan casa por casa levantando un censo con reportes de daños en viviendas y prometiendo ayuda humanitaria. Recientemente, un alto mando del Protección Civil ya fue encarcelado por el delito de robo de colchonetas que eran para ayuda de los damnificados.

¿QUÉ VIENE CON LA RECONSTRUCCIÓN?
Suponiendo que además del dinero que podría obtener el Gobierno Federal, el PRI logra hacer realidad la propuesta de que todos los partidos aporten el 25 por ciento de su financiamiento anual de 2017, que junta un monto de casi mil millones de pesos, sumaría en total un aproximado para la reconstrucción de 9 mil 653 millones 500 mil pesos, sin contar lo recaudado por el fideicomiso Fuerza México y los donativos del extranjero y particulares que presumimos será una cantidad nada despreciable. Lógico, será muchísimo más teniendo en cuenta Chiapas recibió 11 mil millones de pesos para reparar los daños del huracán Stan.
Con todo lo anterior, ¿qué nos espera en la reconstrucción cuando el único interés de la mayoría de las autoridades es la rapiña, el oportunismo y el lucro de las necesidades de la gente?
No olvidemos que el próximo año habrá elecciones en México, así que ¿a dónde irán a parar dichos recursos?
Por eso urge que la solidaridad inquebrantable de hoy se alargue para que juntos logremos que ese dinero llegue a las familias que lo perdieron todo. Debemos exigir al Gobierno la instalación de una comisión de vigilancia integrada por gente de la sociedad civil para supervisar que ningún político o partido utilice dichos recursos para las campañas electorales de 2018.
El sismo ha cambiado la historia de México. La elección del año entrante no será la misma si nosotros defendemos la democracia. Hoy más que antes todo puede pasar y el escenario está puesto para que un líder inesperado llegue a la Presidencia. ¡Chao!

@_MarioCaballero