Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero 

¡Renunció!: Quédate con tus miserias 

 “Entré al PAN porque me enseñaron a amar y a servir a México, y mi vocación de servicio la decidí llevar a cabo en la política. Las vocaciones deben asumirse de manera íntegra. Elegí al Partido Acción Nacional porque aquí encontré la lucha por la honestidad en la vida pública, la construcción de bien común y la democracia. Entre las cosas que más me llamaron la atención fue la manera de hacer política: honesta, libre y valiente”, dijo Margarita Zavala en su artículo “Las razones de mi renuncia” que apareció ayer en El Universal.

Margarita Zavala de Calderón es abogada, ex diputada local y federal y pertinaz defensora de la equidad de género. Era quizá, hasta hace unos días, la mejor carta del PAN hacia la Presidencia de la República.

En los seis años del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa estuvo un tanto al margen de las políticas genocidas de su esposo y en cambio se abocó a empoderar a las mujeres, generar oportunidades de desarrollo y accesos a la salud para las familias de México, alejándose de los escándalos y del protagonismo político. No así como su antecesora Martha Sahagún de Fox en el rol de Primera Dama, que en cuerpo y alma se dedicó a enriquecer a sus hijos, darles impunidad y promocionar su propia imagen. Fue tanta su ambición que nombró a una bruja, Rebeca Moreno, como Directora de Logística en la residencia oficial de Los Pinos.

Margarita renunció después de 33 años de militancia panista. “Me voy por una elemental congruencia”, dijo y reveló la podredumbre de un pacto entre Ricardo Anaya y el Gobierno Federal, que consiste en el control por la dirigencia nacional de las finanzas de los estados y municipios gobernados por panistas. Es decir, miles de millones de pesos que no son ni de Anaya ni del partido, sino de los mexicanos, son utilizados para la manipulación política y los intereses personales del líder albiazul.

El PAN pasa por su peor momento. Está dividido por una dirigencia que impide participar a quien no se sume al proyecto de Ricardo Anaya, que queriendo ser jefe se comporta como si ya fuera el candidato presidencial. En lugar de sumar fuerzas y dirimir los conflictos, prefiere imponer sus caprichos y profundizar las controversias aunque eso signifique exacerbar los rencores entre las bases partidistas.

Mi renuncia es porque no había otra alternativa –dice Zavala-. Mejor dicho: sí la había, la de quienes me insistían en que lo mejor era callarme “por el bien del partido”, replegarme y esperar. Una muestra más del abuso que se le pretende imponer a millones de mujeres en la política y en la vida diaria. Quiero romper el mito de que a las mujeres nos toca una “digna y elegante retirada”, una sacrificada sumisión.

¿Quién ganó y perdió con la famosa renuncia? Margarita no ganó pero tampoco podemos decir que haya perdido. Lo cierto es que tras su retirada del PAN tiene posibilidades de ser postulada por otros partidos, por alguna coalición o zambullirse en el angosto mar de las candidaturas independientes. Pero el PAN sí perdió, tanto un valioso elemento como credibilidad ante la opinión pública. Quedó literalmente fracturado.

 RENUNCIAS Y FRACTURAS

El tema obliga a preguntar: ¿cuándo es el mejor momento para renunciar a un partido?

En algunos casos las renuncias partidistas ocurren justo antes del proceso de selección de las candidaturas, porque el aspirante que cree merecer el privilegio siente que la situación del partido no le favorece. No hay piso parejo, dicen. También suceden después de dicho proceso, cuando pierde en la elección interna.

Lo real es que algunas rupturas son verdaderos parteaguas y en otras ocasiones son simples reacomodos.

En 1987, Miguel de la Madrid terminaba su gobierno con una brutal crisis de gobernabilidad y había decidido heredarle el poder a Carlos Salinas de Gortari. Era una designación por dedazo. Obviamente eso causó malestar dentro del PRI que permitió el surgimiento de un movimiento político interno que se conoció como Corriente Crítica, cuyo líder más visible fue Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas y aspirante destacado a la Presidencia de la República.

Ante la cerrazón de la dirigencia, Cuauhtémoc Cárdenas renunció a la militancia y muchos priistas se fueron con él. El PRI quedó gravemente fracturado y a su sombra las izquierdas políticas de México pudieron crecer a tal punto de casi ganar las elecciones presidenciales de 1988. Pero el priismo conservó el poder gracias a un claro fraude electoral que se conoció como La caída del sistema.

Cárdenas no ganó la Presidencia, pero sí obtuvo mucho capital político tras su salida del PRI. Cosa que no sucedió cuando renunció al PRD en noviembre de 2014, organismo al que fundó y convirtió en una de las fuerzas políticas más importantes de la década pasada. Su primera deserción fue un parteaguas; la segunda, un simple reacomodo.

Caso similar es el de Andrés Manuel López Obrador que al salirse de las filas del PRI ni siquiera fue noticia, pero su renuncia al PRD en 2012 ha puesto al partido en problemas y podríamos decir que hasta puso a prueba su supervivencia en 2018.

La salida de Juan Sabines Guerrero, hablando de lo local, fracturó al PRI y por ello ganó los comicios de 2006 a través de una coalición de partidos. María Elena Orantes, La Nena, imitó a Sabines en 2011 al ver que el PRI la desechó para ir alianza con el PVEM llevando como candidato al hoy gobernador Manuel Velasco Coello.

El dicho “una golondrina no hace verano” advierte que de la confirmación de un solo hecho no se puede deducir que sea una norma o regla general. Que Sabines Guerrero haya ganado por renunciar al PRI, no suponía que Orantes también sería gobernadora de Chiapas. En contraste, fue literalmente aplastada por la máquina electoral que fue Velasco Coello en 2012.

La dimisión de Juan Sabines fue un parteaguas en el estado. El caso de “La nena” fue el ridículo más grande de la historia política de Chiapas.

 EL FRENTE Y LOS INDEPENDIENTES

“Renuncio al PAN pero no a mi deber de hacer política con principios y participar en la vida pública de México”, son las palabras con las que Margarita Zavala termina de exponer las razones de su salida. Ante esto quedan expuestas las ventajas que hasta hoy ofrecen el Frente Opositor y las candidaturas independientes para muchos políticos. ¿Por qué?

En primer lugar ¿quién cree en los partidos? Y, segundo, ¿cuántos están dispuestos a seguir militando en ellos? El caso de Zavala de Calderón es prueba de que los partidos políticos han perdido identidad y carecen de confianza tanto al interior como al exterior de ellos mismos. Es suficiente con saber que los sismos los sacaron de la escena pública y hasta al momento no han podido volver. En lugar de proponer soluciones prácticas en la catástrofe se les ocurrió ofrecer un dinero que la Constitución les prohíbe usar para otra cosa que no sean para tareas electorales. Se les ocurrió una ilegalidad.

Debido a esto es muy probable que las renuncias y reacomodos al interior de los institutos políticos continúen. Por la misma razón no debería sorprendernos que algunos otros cuadros del PAN intenten buscar cobijo con la coalición del partido en el gobierno o que algunos priistas o perredistas toquen las puertas de MORENA. Tal es el caso del senador Zoé Robledo Aburto que abandonó al PRD queriendo ser respaldado por el partido de López Obrador hacia el gobierno de Chiapas.

Es entendible que los líderes del PRI estén celebrando las fracturas al interior de los principales partidos de oposición. Pero también es cierto que eso está consolidando el Frente Democrático Opositor compuesto por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Si por un lado las rupturas partidistas benefician al PRI, por el otro incitan a una competencia más real incluso para los candidatos independientes.

El PRI en Chiapas tiene muchas, quizá demasiadas posibilidades de ganar la gubernatura con candidato propio en 2018. El nuevo dirigente estatal, Julián Nazar, debe prestar atención a todo lo que está pasando a su alrededor. Debe mejorar la política interna. Crear el mejor método de elección de candidatos para que todos tengan iguales oportunidades. Porque beneficiar a uno de los dos más connotados aspirantes sin ponerles el piso parejo, puede llevar al partido a un desastre total. ¡Chao!

 @_MarioCaballero