Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero 

NAVOR BALLINAS: CÁRCEL, NO IMPUNIDAD

Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien, escribió Víctor Hugo. De esa manera piensa Navor Ballinas, rector de la Universidad Politécnica de Chiapas, quien cree que el cónsul de Orlando podrá seguir protegiéndolo y continuar en el próximo gobierno. Se equivoca. Principalmente porque el régimen que está por empezar se ha pronunciado contra la corrupción y la impunidad, y él actualmente está embarrado en el escándalo de corrupción más grande de la última década: la estafa maestra.

A finales de septiembre, el Senado de la República le solicitó a la PGR un informe detallado sobre el estado que guardan las 16 denuncias presentadas por la Auditoría Superior de la Federación entre octubre de 2015 y septiembre de 2018. Esas denuncias están relacionadas con la detección de operaciones irregulares entre la Secretaría de Desarrollo Social y varias universidades públicas, entre éstas la que dirige Navor Ballinas. De tal modo, su próximo destino puede ser la cárcel.

Ballinas Morales es herencia del sabinato. Comenzó como Director de Innovación y Desarrollo Tecnológico. Después fue nombrado subsecretario de Desarrollo Administrativo y Tecnológico en la Secretaría de Administración. Posteriormente ocupó la Subsecretaría de la Función Pública y durante algún tiempo fue representante del Gobierno de Chiapas para el proyecto Redes Estatales para la Educación, Salud y Gobierno y representante del Presidente de la Comisión Intersecretarial de Tecnologías de Información y Comunicaciones del Poder Ejecutivo.

Durante todo el sexenio sabinista encabezó proyectos tecnológicos que terminaron siendo tapadera para la corrupción, como la conectividad en el desarrollo de la primera Ciudad Rural Sustentable Nuevo Juan del Grijalva (hoy un pueblo fantasma), asimismo el diseño del Data Center en el edificio administrativo de la Torre Chiapas. Sin embargo, esos puestos fueron una fachada: Navor Ballinas fue contratado para realizar actividades ilícitas.

Siendo ingeniero en Sistemas Computacionales, con una maestría en Tecnologías en Informática, se dice que Ballinas Morales desarrolló un programa de espionaje que el gobierno de Sabines utilizó para enfrentarse a la oposición. La tarea era concluida por el Instituto de Comunicación Social del Gobierno del Estado que pagaba a un grupo de periodistas que se encargaba de difamar alcaldes, diputados, empresarios, organizaciones sociales, partidos políticos y líderes sindicales críticos al régimen.

Debido a ello muchos políticos fueron perseguidos y hasta algunos directores de medios de comunicación terminaron en prisión, como Héctor Bautista que fue encarcelado después de dar a conocer el crecimiento desmedido de la deuda pública del estado.

En pago Juan Sabines le entregó la rectoría de la Universidad Politécnica, donde se cuenta tiene un espacio con equipos y sistemas de cómputo montados para seguir haciendo espionaje al servicio del cónsul.

PROFESIONAL DE LA ESTAFA

Llamaron estafa maestra a la práctica en la que diversas dependencias del gobierno federal incurrieron firmando convenios con universidades públicas para la realización de servicios que, a su vez, éstas terminaron subcontratando con otras empresas del sector privado para eludir licitaciones y la trasparencia en el ejercicio de los recursos. Al final, las instituciones educativas se quedaban con una jugosa comisión de la que no rendían cuentas a nadie. La Universidad Politécnica de Chiapas está implicada.

Primeramente, la Auditoría Superior de la Federación acusó a la UPCH del desvío de 400 millones de pesos a través de esa práctica. De acuerdo a los reportes, recibió de Sedesol 200 millones de pesos bajo el convenio 710.33901.13/2015, con una vigencia del 14 de abril al 31 de diciembre de 2015. Los otros 200 millones que obtuvo mediante el convenio 710.33901.14/2015, fue con una vigencia del 6 de mayo al 31 de diciembre de 2015. El monto total era para la supervisión, control, mejora y monitoreo de los comedores comunitarios del Estado de México, como parte del programa Cruzada Nacional contra el Hambre.

Al momento de la revisión, la Secretaría de Desarrollo Social negó haber firmado dichos convenios. Sin embargo, la ASF reveló que Rosario Robles, entonces titular de esa institución, contrataba despachos que servían de intermediarios entre las dependencias federales y las universidades. Ahí se supo que Navor Ballinas había firmado esos convenios con el bufete Almeva, S.A. de C.V., dirigido por Alejandro Ortiz Monasterio.

Aparte, se encontró que la Upch no había realizado el servicio por el que recibió los 400 millones de pesos, pero que sí subcontrató sin ningún tipo de licitación a una empresa externa a la que le pagó 278.4 millones. Hasta el momento, Navor Ballinas, en su carácter de máxima autoridad de esa institución, no ha comprobado el destino de los restantes 121.6 millones de pesos.

No es todo. Posteriores investigaciones revelaron que el rector Ballinas volvió a repetir el esquema de defraudación, pero esta vez vinculado con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Según el oficio AECF/0925-A/2018, fechado el 2 de julio de este año, la ASF practicó la auditoría número 1792-DE con la que descubrió que la Sedatu y la Upch habían firmado el convenio SEDATU/UPPEI-UPCH/33901-07-2016, el 1 de marzo de 2016, por un monto de 18.8 millones de pesos, que contemplaba la realización de servicios profesionales y técnicos del Servicio Tecnológico para el Control de la Estrategia de Inclusión Nacional de la Sedatu.

De ese monto, la Universidad Politécnica sólo comprobó 5 millones 568 mil pesos que pagó a la empresa Innovación Integrada, S.A. de C.V. Por la diferencia, más de 13 millones de pesos, se incurrió en un sobrecosto que se consideró como un beneficio propio o utilidad para la Universidad, mismo que se destinó en fines distintos a lo pactado.

Hubo un tercer fraude. Esta vez con el ISSSTE. El nuevo daño al erario público cometido por la Upch fue por más de 50 millones 237 mil pesos.

La auditoría forense 16-4-99034-12-0195 19S-DS describe que la Universidad firmó con el ISSSTE el convenio número AD-CS-DA-SRMS-307-2014, el 24 de noviembre de 2014, por un monto de 259 millones 482 mil pesos, en el que se comprometía a ejecutar el servicio de administración, desarrollo, mantenimiento y soporte de la Unidad de Administración de Proyectos y Calidad. Pero la Upch no pudo acreditar la realización, la selección de los proveedores, ni el costo de los servicios.

Ante lo cual, la ASF visitó a las empresas subcontratadas por la Upch y muchas no fueron localizadas ni físicamente ni en el sitio web que reportaron, por ejemplo, Advisor Groups Soluciones Integrales y de Proyección, S.A. de C.V. Por otro lado, las compañías Conseil Best, S.A. de C.V. y Proactiva Índigo de Puebla, S.A., no comprobaron la realización de los servicios.

CÁRCEL: LA EXIGENCIA

¿A cuánto asciende el fraude que perpetró Navor Ballinas en la estafa maestra? Se estima que nada más en los 6 contratos firmados con la Sedatu y el Issste, se embolsó un total de 156 millones 550 mil pesos.

Por eso no es extraña la inmensa riqueza del rector Ballinas Morales, quien hace poco rentó el estadio Víctor Manuel Reyna para celebrar el cumpleaños de uno de sus hijos.

No ha sido el único beneficiado. Su secretario particular, Francisco Leal Herrera, presume en su cuenta de Facebook la gran vida que se da a costa del presupuesto de la Universidad Politécnica. Acude a conciertos musicales en la Ciudad de México, come en restaurantes sofisticados, viaja a Disneylandia y, en agosto pasado, estuvo de vacaciones en Cancún. Se hospedó en el Hard Rock Hotel en la Riviera Maya, cuya habitación oscila entre los 7500 y los 20 mil pesos por noche. Y paseó en el costosísimo Xenses Park.

Por estas razones, Navor Ballinas debe ser encarcelado. La comunidad universitaria lo repudia. No puede seguir como rector de esa Universidad y menos obtener algún otro cargo. Lo único que se puede esperar de él es rapiña y traición, pues sigue obedeciendo las órdenes del corrupto exgobernador Juan Sabines Guerrero y en las pasadas elecciones financió la campaña del priista Roberto Albores Gleason con dinero presuntamente de la Universidad.

Definitivamente, no tiene cabida en el futuro gobierno. Pues su negro historial y riqueza de sospechosos orígenes, lo convierten en la antítesis de la Cuarta Transformación. ¡Chao!

@_MarioCaballero