Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada

*** ¿Llegó el momento de ponerle un alto a la MOCRI en Chiapas?

La complicidad u omisión de las autoridades municipales y estatales durante los últimos años permitieron el crecimiento y empoderamiento de una de las agrupaciones sociales más conflictivas y nocivas en Chiapas. La organización MOCRI-CNPA Emiliano Zapata se ha caracterizado por la violencia y la arbitrariedad para apoderarse espacios sin la menor de las complicaciones.

La presunta nueva invasión realizada a un predio de 15 hectáreas en las inmediaciones del mirador “Los Amorosos”, al norte poniente de Tuxtla Gutiérrez, ha desatado nuevamente el conflicto y la controversia en torno a dicha organización. Y no es para menos. De acuerdo a datos de la propia MOCRI CNPA EZ, se estima que dicha organización tiene el control de al menos tres mil predios “posesionados” (invadidos) en diversos puntos de la capital chiapaneca.

En algunos de los casos sobre presuntas invasiones han alegado la existencia de procesos de compraventa mediante supuestas facilidades de pago, que siguen en litigio penal. En otros casos, han argumentado supuestos acuerdos con las autoridades, cuyos contratos o convenios terminan en la clandestinidad, sin documentos oficiales que puedan avalar sus dichos.

La realidad es que han sido y siguen siendo los ciudadanos quienes pagan al final de cuentas las facturas de su operación ilícita. Los casos sobre legítimos propietarios despojados son innumerables. Los predios invadidos, llenos de casas improvisadas y habitantes violentos, están a la vista de todos. No se requiere mayor investigación para identificarlos plenamente.

Permanecen ahí, en la impunidad y la anarquía frente a la cara de las autoridades. Y siguen su expansión sin límites. Se apoderan de tierras y servicios de transporte públicos sin la menor de las incomodidades. Pero no funcionan solos. Detrás hay una larga historia de complicidades y conocidos personajes de la política local que “alimentan sus engranajes y mueven los hilos”, aún desde la distancia.

Para nadie es un secreto la semilla de intereses políticos con la que germinó este grupo de choque. Nació durante la administración de Juan Sabines Guerrero como parte de una serie de argucias que permitieron la separación de una parte de los miembros de la Organización MOCRI Movimiento Nacional (MN) para la conformación de una nueva organización que hoy ni siquiera tiene registro.

A cambio de beneficios económicos directos para sus líderes, así como el otorgamiento de tierras e inmunidad, el MOCRI Emiliano Zapata (EZ) se convirtió en el monstruo sexenal dispuesto a atacar cuando así se necesitara; un brazo desestabilizador dispuesto a reventar y confrontar a otras movilizaciones (magisteriales, electorales o transportistas) incomodas para los patrones.

Quien se ha dado una vuelta al extremo oriente de la capital chiapaneca, al norte de la colonia Las Águilas, conoce bien que las tierras de MOCRI EZ hoy son territorios sin ley, donde ninguna instancia del poder judicial actúa. Son tierras donde los líderes deciden, incluso, quien es despojado de su propia vivienda por desacatar reglas internas.

Durante años este grupo de choque tuvo extrema cercanía con los operadores sociales del sexenio pasado. Las visitas de personajes como Yassir Vázquez, parte del gabinete estatal y el propio ex gobernador Juan Sabines Guerrero fueron recurrentes. Líderes como Aristeo Gómez aseguraban abiertamente que a la colonia sólo el ex mandatario estatal y Vázquez Hernández podían entrar cuando quisieran, obviamente, siempre cargados con las ofrendas económicas o en especie protocolarias.

Este lunes se tiene prevista una manifestación de afectados por los despojos e invasiones de la MOCRI EZ en Tuxtla Gutiérrez. Se trata de propietarios y habitantes legítimos de colonias afectadas que han llegado al límite de la desesperación por la inacción gubernamental, y esperan que el legado de omisiones y complicidades de gobernantes como Juan Sabines y Manuel Velasco lleguen a su fin, con la aplicación de un alto contundente a tan arbitraria agrupación chiapaneca… así las cosas.