Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada

*** Guerra campal al interior de la UNACH

Los desencuentros entre el aún nuevo rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), Carlos Natarén Nandayapa, y el Sindicato del Personal Académico (Spaunach) mantienen en tremenda tensión el ambiente al interior de la máxima casa de estudios en la entidad chiapaneca. Las presuntas irregularidades en el proceso para renovar a la dirigencia sindical y la supuesta intromisión de Natarén para invalidar la elección han desatado una verdadera “guerra campal”.

Los enfrentamientos entre la rectoría y el Spaunach han acompañado a Carlos Natarén casi desde las primeras semanas de su gestión. La firma del contrato colectivo de trabajo y los cambios realizados a los métodos internos para acceder a recategorizaciones o plazas de tiempo completo fueron la primera gran chispa de confrontación, en marzo del presente año, que terminó con una -muy forzada- minuta de acuerdos.

Las diferencias entre los cacicazgos que han tenido el control del Spaunach durante los últimos años y Carlos Natarén Nadayapa no son nada nuevos, hay detrás una serie de antecedentes que anticipaban ya una relación (desde lo académico) bastante ríspida, que terminó transitando hacia su nuevo encargo en la rectoría.

Las intenciones de uno de los viejos caciques, Ariosto de los Santos, para ser electo nuevamente dirigente del Spaunach finalmente endurecieron las confrontaciones internas. De los Santos heredó en 2015 la dirigencia sindical a la actual secretaria general, Indra Ruth Toledo Coutiño, y desde entonces ha mantenido injerencia y control simulado sobre el sindicato para garantizar su regreso al poder gremial.

De los Santos y Natarén son viejos conocidos que, según añejos rumores de pasillo, tienen detrás anécdotas nada amistosas. Por eso los desencuentros tan prematuros y la evidente guerra intestina para imponer condiciones. El proceso de elección del nuevo Comité Ejecutivo 2019-2023 estaba dado para garantizar el retorno de Ariosto de lo Santos, pero se topó con una fuerte artillería opositora.

El Comité Electoral dejó todo listo para facilitar una elección que beneficiara a Ariosto. Redujo el número de panillas de cuatro a sólo dos, eliminando la competencia real para el ex líder sindical. Negó el registro a dos de las planillas más competitivas, bajo diversos argumentos, y eso terminó convirtiéndose en materia jurídica de sabotaje para los intereses de rectoría.

Así fue como a finales del mes de mayo “las planillas desechadas” interpusieron los recursos de inconformidad ante Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Estado de Chiapas, bajo el expediente J/O/SG/01/2019, a fin de suspender las elecciones y reponer el procedimiento.

Pero el Spaunach decidió hacer caso omiso, realizando los comicios el pasado 6 de junio, con resultados que eran prácticamente adivinables: el triunfo de Ariosto de los Santos con más de 200 votos de diferencia.

Se trata de una elección que la rectoría evidentemente no va a reconocer bajo los argumentos jurídicos antes expuestos. Sería inocente creer que el rector no tenga sus intereses operando al interior de la elección sindical, que detrás de la estrategia jurídica para invalidar el proceso no estén las manos Carlos Natarén y su equipo cercano para imponer una dirigencia más a modo; pero también sería deshonesto no reconocer la maraña de corrupción que representan personajes como Ariosto de los Santos, acostumbrados a extorsionar para seguir viviendo del presupuesto universitario.

Y es que, las finanzas sindicales también tiene de fondo sus jugosos dividendos. Tan sólo en el 2018 la rectoría otorgó 48 millones de pesos al Spaunach que, aseguran, no han podido ser transparentados.

La nueva guerra campal entre la rectoría de Carlos Natarén y el Spaunach no parece tener una salida amistosa en puerta. La disputa entre los líderes que hoy controlan el sindicato del personal académico y el rector apuntan a resolverse por la vía forzosa, con una base gremial sumida en medio de los jaloneos cupulares que buscan a toda costa imponer sus condiciones de poder… así las cosas.