Héctor Estrada / Columna

En la Mira / Héctor Estrada 

*** Inmunidad verde aún protege a ex rector de la UNACH  

La Fiscalía General de la República (FGR) ha confirmado la contratación indebida de más de 28 millones de pesos durante la rectoría de Carlos Eugenio Ruiz Hernández en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) y, aunque parezca ilógico, el nombre del ex rector aún se mantiene lejos de todo proceso o controversia judicial, envuelto en la más sigilosa protección de “alto nivel”.

Apenas este martes el periódico Reforma dio a conocer la sentencia de culpabilidad contra el ex delegado de la extinta Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Ezequiel Orduña Morga, debido a gestionar y firmar un contrato -en 2015- por 28 millones 721 mil pesos con la Autónoma de Chiapas cuyas cláusulas de ejecución nunca se cumplieron.

Mediante el contrato, firmado por la administración de Ruiz Hernández, la UNACH se comprometió a formar comités comunitarios e identificar las demarcaciones en pobreza prioritarias en el marco de la Cruzada Nacional Contra el Hambre. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que la UNACH no creó los comités ni brindó la asesoría para identificar las necesidades locales, pero sí cobró como si hubiese prestado los servicios.

Con el testimonio de Orduña Morga para declararse culpable de los delitos imputados y la sentencia condenatoria de la FGR los reflectores inevitablemente han volteado hacia la figura de Ruiz Hernández cuya vinculación extrañamente se ha mantenido al margen de los señalamientos oficiales e indagatorias públicas.

Aún con un cargo en la función pública, el también ex secretario de Salud durante el gobierno de Manuel Velasco Coello parece contar con una protección especial transexenal. Nada se dice se su ya inevitable relación con los contratos de la “Estafa Maestra” en Chiapas, envuelto de un silencio que desata las más legítimas sospechas.

La llegada de Carlos Eugenio Ruiz Hernández a la rectoría de la Universidad autónoma de Chiapas en diciembre de 2014 advertía lo inevitable. Su arbitraria imposición, a voluntad caprichosa de Leticia Coello de Velasco, no vaticinaba un buen futuro para la máxima casa de estudios en la entidad chiapaneca que hoy se encuentra en la quiebra, como una de las tres universidades más endeudadas del país.

La actual rectoría de Carlos Natarén Nandayapa recibió a la UNACH con una deuda superior a los dos mil millones de pesos. Es la tercer deuda universitaria más elevada del país, tan sólo superada por la Universidad Veracruzana y la Autónoma de Zacatecas. La UNACH pasó de una deuda de 250 millones de pesos al cierre de la administración de Jaime Valls (en 2014) a una de dos mil 238 millones de pesos al finalizar la rectoría de Ruiz Hernández.

No es un asunto que pudo pasó desapercibido. Desde 2016 la problemática fue advertida mediante diversas notas periodísticas y denuncias anónimas. Al interior de la universidad era un secreto a voces que nadie se atrevió a denunciar formalmente. Ninguno de los sindicatos al interior de la Autónoma de Chiapas fijó postura al respecto para denunciar lo que estaba sucediendo o exigir una investigación sobre ello.

La protección de Manuel Velasco y su madre compraron el silencio de sindicatos y auditores. Carlos Eugenio dejó a la Autónoma de Chiapas en una de sus más profundas crisis, de la que todavía no se recupera; pero nada se ha hecho para llamarlo a rendir cuentas. Ni el actual rector, ni las autoridades en turno han hecho el mínimo esfuerzo para iniciar un procedimiento o investigación en su contra. Su protección aún está vigente y amenaza con garantizarle la más descarada de las impunidades… así las cosas.