Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Mr. Atraco

Dice una máxima del periodismo que noticia no es que el perro muerda al hombre, sino que el hombre muerda al perro. Guiado por esa brújula, no es noticia que Miguel Ángel Córdova Ochoa, conocido como “el amigo Migue”, haya sido nuevamente descubierto en un atraco. La noticia sería que no lo hubieran descubierto.

El caso de Miguel Ángel Córdova se parece mucho al de esas personas que se las dan de intelectuales, aunque ni siquiera sepan escribir su nombre correctamente. Él, por su parte, se dice político sin entender lo que representa esa identidad en la sociedad, sino por el solo hecho de vivir de la política. Y vaya que ha vivido muy bien. Genial, diría. Ha ganado mucho dinero, ha viajado con cargo al erario, se ha hecho de ranchos, residencias, camionetas de lujo, empresas y es de los pocos en Chiapas que puede presumir ser dueño de todo un municipio.

La trayectoria política de Córdova Ochoa es aparte de fútil, relativamente corta. De ahí que a muchos tome por sorpresa lo inmenso de su fortuna.

Comenzó a saberse de él por allá de 2002. Por razones que casi nadie conoce se mostró ante el pueblo como el amigo Migue. A diferencia de los verdaderos políticos que suelen identificarse por sus obras a la sociedad, por sus eslóganes, por su casta, él lo hizo a través de un alias, así como hacen los payasos, los boxeadores o los miembros de una banda criminal. “Chispotín”, Carlos “el indio” Quintana, “La Barbie”, “El Tío Gil”, “El amigo Migue”, etcétera.

Ese año participó en campaña política por la presidencia municipal de La Concordia, que ganó siendo acuerpado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Su gobierno, al igual que su mote, fue un fraude. La localidad, que antes había sido saqueada por los cacicazgos de los Orantes y los Ruiz, se vio tragada por la más indolente ociosidad gubernamental, administrada por un “político” sin vocación de servicio, incompetente, que no realizó obras ni gestiones, pero que estuvo implicado en presuntos actos de corrupción, nepotismo y tráfico de influencias.

A partir de entonces, los bienes del amigo Migue no han hecho otra cosa si no crecer. Si llegó al poder sin un peso en la bolsa, después de tres años en la presidencia municipal se había convertido en dueño de un rancho ganadero, empresas dedicadas a la construcción, automóviles del año, joyas y otras excentricidades.

PROTEGIDO DE SABINES

La política es el arte de gobernar. Es el eje por el cual se desprenden acciones en favor de la democracia, los derechos humanos, la justicia, la cultura, el desarrollo, la paz. A través de ella se canalizan esfuerzos para acercar a la gente los servicios de salud, el derecho a la educación, a la vivienda y a la vida digna. Para Miguel Ángel Córdova no es eso, sino la oportunidad para tejer lazos de complicidad, acumular poder, enriquecerse fuera de la observancia de la ley y quedar impune.

Eso queda demostrado con la conveniente amistad que hizo con el exgobernador Juan Sabines Guerrero precisamente durante los años en que estaba por terminar su periodo en la alcaldía de La Concordia. Cuando se rumoró que había comprado extensas hectáreas de terreno con dinero desviado de las arcas del municipio, Sabines fue quien lo protegió.

Otros beneficios que cosechó bajo el socorro de Sabines fue una regiduría en La Concordia, un puesto bien remunerado en el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas y el cargo de director general de la Comisión para el Desarrollo y del Fomento del Café, que dejó bajo tufos de corrupción. No hay forma de negar que fue parte de ese gobierno que envió a 350 mil chiapanecos a la pobreza y que heredó una deuda por más de 40 mil millones de pesos que pagaremos durante tres generaciones.

Sin embargo, su esplendor político llegó en el sexenio anterior. Córdova fue enviado como titular de la Secretaría de Desarrollo y Participación Social (Sedepas), hoy Secretaría de Bienestar. Lo primero que hizo fue inflar la nómina con sus familiares y compadres. Por ejemplo, incrustó a su nuera Ana María Castillejos Castellanos y a la hermana de ésta, una tal María José, que durante varios años cobraron un mega sueldo sin trabajar.

Se cuenta que el amigo Migue logró incrementar su fortuna mediante el desvío de recursos de los distintos programas sociales, además de que hizo mal uso de los bienes de la dependencia para fines personales, como autos, camionetas, camiones, herramientas, equipo, muebles, personal, etcétera.

En 2015 fue nombrado presidente estatal del Partido Chiapas Unido, ese que fundó Juan Sabines Guerrero y que uno de sus primeros dirigentes fue Isabel Aguilera de Sabines. Pero Córdova Ochoa nunca dejó de controlar la Sedepas. Se dijo que durante los meses que anduvo recorriendo el estado bajo el pretexto de fortalecer la militancia en los municipios, cosa que significó una flagrante campaña política anticipada pues se presume que repartió despensas, apoyos y herramientas con su nombre, lo hizo con dinero de la secretaría.

Este asunto, que configuraba un delito electoral, llegó a oídos del exgobernador Velasco, pero del mismo modo que hizo Sabines, también lo protegió.

FAMILIA DE CACIQUES

Bueno, basta de historia. Creo que eso es suficiente para saber que Miguel Ángel Córdova no es un político, sino un consumado delincuente de cuello blanco. Mejor vayamos al presente.

Hoy, el amigo Migue está acusado de malversar los recursos de La Concordia a través de su hijo José Miguel Córdova García, a quien él impuso como alcalde en 2018.

Se dice que mientras “Miguelito” se emborracha y anda de antro en antro, ocasionando desmanes en las calles como el sucedido el pasado fin de semana en que embrutecido por el alcohol chocó la camioneta que conducía contra un poste de luz, él gobierna el municipio, abandonando su curul en el Congreso del Estado.

Córdova Ochoa está señalado de desviar los recursos de los comedores comunitarios culturales, que están destinados para garantizar la estancia y alimentación de adultos mayores, niños y personas en pobreza extrema, donde además deberían recibir talleres de manualidades. En su lugar, construyó casas ejidales en las comunidades Agua Prieta y La Tigrilla, con un valor de hasta 5 millones de pesos.

Dichos recursos provienen del Fondo de Infraestructura Social Municipal, cuyo monto rebasa los 151 millones de pesos. Y con todo ese dinero no ha ejecutado una sola obra que valga la pena. Todo lo contrario, usurpando funciones, lo ha venido utilizando en la construcción de techos firmes con tal de agrandar sus clientelas políticas.

Son cientos de personas que reciben este “beneficio”. Empero, Miguel Ángel Córdova las hace firmar por 70 mil pesos lo que en realidad sólo costó 15 mil. Es decir, aparte de condicionar el voto para sus hijos, ya que quiere reelegir a José Miguel en la alcaldía y obtener una diputación para su hijo Emmanuel, a quien también impuso en la presidencia municipal en 2015, se embolsa 55 mil pesos.

Otros señalamientos en su contra se refieren a la corrupción en el manejo de 32 millones 248 mil pesos del presupuesto de gasto corriente. Asimismo, de que los contratos de obra son supuestamente asignados por adjudicación directa a las constructoras propiedad de su familia.

La gente exige cárcel para esta familia caciquil. Está cansada de los abusos de quien no debería hacerse llamar el amigo Migue, porque no lo es. Por su ambición desmedida y facilidad para enriquecerse evadiendo las leyes, le queda al dedillo “Mr. Atraco”. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com