Sr. López / Columna

La Feria / Sr. López

*** El apocalipsis de Andrés Manuel 

Siete hijos tuvo tía Soco (Socorro), con tío Óscar. Ella de la familia materno-toluqueña; él, poblano, moreno-cenizo como puerta vieja y más serio que una notificación de embargo. Tía Soco era especialista en estirar el gasto y con cuatro pesos diarios daba a su prole las tres comidas (desayuno: café aguado endulzado con piloncillo, y un bolillo frío por cabeza; comida: sopa de pasta, casi sin pasta, nopales en 256 recetas, con muchas tortillas, sin postre; cena: otro café aguado con media pieza de pan frío, de dulce, eso sí); y con los mismos cuatro pesos, los vestía, los calzaba, les compraba útiles escolares y les celebraba cumpleaños, navidades y Día de Reyes. ‘Los Miserables’ de Víctor Hugo eran un festival de carcajadas junto a la casa de tía Soco quien veneraba a su esposo y de esos mismos cuatro pesos diarios, le compraba una cajetilla de Delicados sin filtro por semana (30 centavos). Él, serio. Un día cualquiera un camión pasó sus ruedas sobre el más chico de los hijos. El abuelo Armando movió cielo, mar y Tierra y de la Cruz Roja de Toluca pasó a la Beneficencia Española en la Ciudad de México; en esas, la tía encontró por accidente una libreta de ahorros de su marido y entonces el abuelo Armando tuvo que recurrir al Gobernador, muy amigo suyo, para sacarla de la cárcel, comprometiéndose a pagar las curaciones de Óscar, quien tendido en la cama de un sanatorio, enyesado de un brazo, con un cachete cosido (mordida, dijeron que fue), y la cabeza vendada, explicó que ese dinero era para alguna emergencia. Tía Soco no volvió con él y entre ella y sus hijos, pusieron una fondita de tres mesas en la cochera de un edificio de departamentos que acabó ocupando completo y luego compró. De vieja gozaba de legítima fama de rica. ¡Padre!

Por si no se acuerda, el 20 de diciembre de 2018, el entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, presentó el Paquete Económico 2019 (iniciativas de Ley de Ingresos y Decreto de Egresos), en el que ‘bajo los principios de austeridad, honestidad y combate a la corrupción’, al sector salud se le otorgó un presupuesto 1.4% mayor al año anterior, incremento imperceptible que incluyó la reasignación de los dineros del sector y resultó insuficiente para absorber la desaparición del Seguro Popular para que la 4T pariera el Insabi como un sistema de salud federalizado. El recorte a salud resultó mayor al revisar las participaciones y aportaciones a los estados, pues se les redujeron el Ramo 23 (Programa Salarial y las Provisiones Económicas para, entre otros, el Fondo de Desastres Naturales y el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales), y ahí escondido, también fue un recorte a los convenios descentralizados de protección social en salud y la provisión y aportaciones para la educación. ¡Chulada de ‘máiz’ prieto!

 Los recortes permitieron destinar recursos multimillonarios a los programas sociales del Presidente (de él, estrictamente de él), y las obras maravillosas que cambiaran el rostro de la Patria: aeropuerto de Santa Lucía, refinería Dos Locas, Trenecito Maya, comunicación del Istmo.

 Para el año siguiente, este 2020, supuestamente se incrementó un 6.2% el presupuesto al sector salud. Sin embargo, para que los que no habitamos en Palacio Nacional, sintamos lo que es la austeridad, el angelical Presidente que piensa primero en los pobres, a los pobres primero les ‘pichicateó’ los servicios médicos: Hacienda informó que de enero a mayo de este inolvidable año se recortaron al sector salud 1,884 millones de pesos (mdp): a epidemiología, en plena pandemia del Covid-19, le quitaron 46.7 mdp (la escuela de béisbol -acariciado proyecto personal del Presidente-, en Texcoco costó más de 70 millones de pesos… y cerrar las obras del aeropuerto en Texcoco, arriba de 71,000  millones de pesos, para que le duela); a la subsecretaría de Prevención y Control de Enfermedades, donde despacha López-Gatell, el novio de México, le recortaron 47 mdp; a los programas para la Prevención y Control de Sobrepeso, Obesidad y Diabetes les rebajaron 232.1 mdp (de un total de 451.3 mdp); y tenga muy presentes las aberraciones de aplicar la austeridad de Macuspana al gasto en atención de cáncer cérvico uterino, la infamante escases de medicamentos para niños con cáncer (y ya en estas, también el cierre de guarderías y casas-refugio para mujeres golpeadas). Hay quien llama a este tipo de decisiones no tener mamá (madre se oye muy fuerte).

 No podemos hacer como que nos sorprendemos. Tuvimos un claro aviso del despelote que es la 4T en todo y en particular en Salud, cuando tan pronto como el 21 de mayo del 2019, Germán Martínez renunció a la Dirección General del IMSS, advirtiendo de la injerencia “perniciosa” de Hacienda, con “ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal (…) muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal -en 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores- (…) el abasto de medicamentos (…) es precario y en algunos lugares pende de un hilo (…) Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano (…) Ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres”. ¡Ah! qué don Martínez, no sabe que nosotros los del pueblo bueno, estamos felices, felices, felices.

 Y por si usted se distrajo, otro trompetazo de aviso salió el Senado el 27 de mayo del año pasado, cuando nos advirtieron que era inminente el colapso del sector salud.

 Ahorrar dinero en la atención de la salud de las mayorías, es grave y el desprecio por todo lo que se relacione con las mujeres (y niños), es notorio. Algo le pasa al presidente, algo tal vez en su subconsciente lo hace desdeñarlos.

 Los inexistentes conservadores no pararon la transformación del país, que ya es un hecho: hoy campean por la nación cuatro jinetes, la Conquista de voluntades, la Guerra, el Hambre y la Muerte. El apocalipsis de Andrés Manuel.