José Adriano Anaya / Columna

Sin cambio de timón /  José Adriano Anaya

En Chiapas hay una administración al borde del colapso. Eso se observa en los actos que preside el gobernador, que se caracterizan por la irrelevancia, rodeado de subordinados que no representan nada, que son poco conocidos, que no aportan nada a la gobernanza de la entidad y cuyo resultados en los 22 meses de administración son nada halagüeños. Situación que evidencia que el gobernador está solo, sin equipo de trabajo y que su intención transformadora se quedó en un discurso hueco, demagógico y cada día más desgastado.

El gobernador Rutilio Escandón está dejando escapar la oportunidad de gobernar seria y eficazmente a Chiapas. Los problemas más notorios son la ausencia de gabinete y de proyecto de gobierno, en donde quedó convertido en un mal clon del presidente, al que lo imita en todo y reproduce en la entidad decisiones que son nocivas para la Chiapas, como la política de austeridad, el cierre de la casa de gobierno y la negativa de destinar recursos de apoyo al combate a la pandemia y al estímulo para la mejora de las actividades productivas, que lo convirtió en automático en el administrador del Estado y no así en el gobernador.

Las fallas que presenta la administración de Rutilio Escandón indican que hay mayores deficiencias que las vividas en los gobiernos de Juan Sabines y Manuel Velasco, en el que la población llegó a considerar que nunca se tendrían peores gobiernos que el de ellos, pero Rutilio Escandón está empecinado en demostrar que él supera en mucho el desgobierno que se vivió durante doce años: con una economía decreciendo, con una disminución en el empleo, con una deuda pública que carcome el futuro de Chiapas, con una crisis sanitaria desbordada, en donde el número de contagios y de fallecimiento son mucho mayores a los que anuncia el gobierno, con actividades agropecuarias colapsadas y con una crisis económica en puerta que va a acrecentar el número de pobres en la entidad.

Hay que señalar, que el desorden social que se vive en Chiapas en mucho ha sido provocado por el propio aparato público, donde no se toman decisiones y se dejan avanzar los conflictos, a un punto en que se pone en riesgo la seguridad nacional. Pero eso no lo sabe el gobernador, que vive en una burbuja alejado de la realidad social, que lo hace levitar, razón por la cual el gobernador al caminar lo hace sin pisar el suelo.

Chiapas requiere urgentemente de un gobierno y de funcionarios de tiempo completo, comprometidos y eficaces, con el fin de evitar un colapso mayor, pero no existe en realidad la intención de un golpe de timón y se continúa con las mismas prácticas de los gobiernos anteriores que mucho daño le hicieron a Chiapas y que convirtió a los últimos gobernadores en personas no gratas, en cuyo espejo debiera de mirarse Rutilio Escandón, pues sin proponérselo está escribiendo su propia auto-profecía.