Carlos Rafael Coutiño Camacho / Columna

Que más pué… / Carlos Rafael Coutiño Camacho

1.- Las mujeres también matan

2.- COVID-19 en Verde

Las mujeres también matan. Lo hacen por amor, por defensa, por odio, por otras razones, menos matar por matar.

Hay quienes deciden acabar con la vida de sus madres, bajo el argumento que no pidieron nacer, que ellas son las responsables que no puedan ser felices en un mundo de infelices.

Hay quienes se enamoran y no pueden con esa pasión. Mueren porque es culpa del amor. Se envenenan o se cuelgan, es lo mismo, es la muerte. No hay forma de parar las ideas asesinas en ellas, son mujeres mal comprendidas, son lo que los siquiatras y sociólogos, incluso antropólogos quieren que sean.

La esquizofrenia, es otro factor que envuelve a muchas mujeres que, sin saberlo, tienden atacar. Los nervios son traicioneros, todo puede provocar que haya una “guerra” en las mujeres. Finalmente, la solución no está en vivir, sino en saber vivir.

Este 25 de noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Solo la frase dice mucho, pero no todo. Cómo acabar con algo que es generacional ¿no Adán culpó a Eva de su propio error? Entonces si esto es desde origen, que puede pensarse con las múltiples ideologías que están apareciendo, dejando en realidad una muestra de la estupidez humana, más allá de pañuelos, de colores, de formas de visualización física.

La lucha de las mujeres es tan válida como cualquier otra, tan válida como marchar, protestar o pintar. Es su forma de comunicar, no tiene por qué señalarse; en todo caso, tiene que atenderse y apoyar el planteamiento de que no exista violencia, pero no solo a la mujer, sino al hombre, sean niños, fetos, ancianos, campesinos, indígenas, profesionistas, amas de casa, periodistas, maestros, estudiantes.

La lucha de no más feminicidios es solo un eslabón de esa cadena que pide a gritos salvar la vida. Más adelante vendrá la oportunidad de pedir el fin del racismo, discriminación, explotación, de todo lo que atenta contra de la libertad.

El problema es que se está “atacando” de manera superficial, sólo con leyes. Creen que sólo atendiendo el tema legal una mujer no tendrá violencia, cuando el problema se origina por una falta de educación que conduzca a una cultura social, que permita entender que violentar es sinónimo de muerte.

A las mujeres no se les puede condenar por abortar, ni por ser lesbianas, menos por el hecho de ser aguerridas y defender su causa. La causa de miles o millones que protestan son tan grandes como las que no lo hacen.

No hay que buscar solo culpables, hay que abocarse a soluciones. Hay que hacer un periodismo de paz, una política de paz, una religiosidad de paz, donde se entienda la multiculturalidad y la oportunidad que se tiene con ello, para formar a esta nación en lo mejor posible.

SEMÁFORO

La falta de información en Chiapas sobre lo que representa el semáforo verde ha causado revuelo, pensando que ya todo es como antes, que es el momento de hacer fiestas de pueblos, la Navidad y Año Nuevo, los eventos religiosos, que no hay porque no hacer las cosas que gustan.

El subsecretario de Salud, Hugo López Gatell Ramírez, ha dicho en entrevistas que nunca se podrá regresar a la vieja normalidad, que es mejor cuidarse pese a la mejoría, pues el virus no solo muta, sino que en el ambiente hay más infecciones que pueden traer complicaciones.

En efecto, el verde del semáforo epidemiológico significa mantener cuidados, a pesar del regreso de actividades de todo tipo, llámese escolares, sociales, religiosas y hasta de entretenimiento en todas sus variantes. Si no se toman los cuidados necesarios puede haber rebrotes y complicar el color.

El verde luego entonces no significa que no haya COVID-19 y que la emergencia en realidad no está superada. Solo refiere a que los contagios son menos. El fin del virus sobre territorio chiapaneco sólo ocurrirá cuando se tenga en el siguiente año la vacuna y eso tampoco es al cien por ciento seguros.

Chiapas sólo muestra un grado de ignorancia en salud y muchos temas, solo busca pretextos para salir a consumir cerveza, que de acuerdo a datos estadísticos oficiales, una persona que gusta de este líquido, alcanza en el fin de semana 5 litros.

El gobierno tiene atadas las manos, según los abogados, pues no puede evitar el libre tránsito, detener, encarcelar o multar, lo que sería contraproducente. Sin embargo es de mencionar que, el pueblo nunca entendió qué es el virus y todos los días el parque central de Tuxtla y otros municipios estuvo repleto de gente.

El detener los contagios no está en manos solo del gobierno, sino en un alto porcentaje de los ciudadanos, son ellos los directamente responsables de que esto no continúe, más allá de prejuicios y de vacunas, la vida es lo más importante que puede existir, por encima de la libertad, por ende, la importancia de cuidarse uno mismo.

No hay que celebrar un color del semáforo, hay que atender que es lo que implica, no atenuar nada y no priorizar las fiestas que se avecinan como la guadalupana o en la de Navidad y fin de año, ahora es más importante la salud, ni Chiapas ni ningún estado o país, está feliz por sus muertos.

Cada ciudadano debe tomar conciencia de lo que está pasando, de lo que significa todo, de no ser así, entonces, se estaría actuando de manera irresponsable e ignorante, la vida no retoña decían algunos, pero también citan, que el que por su gusto muere, que parado lo entierren.

Así mismo, si Chiapas, opta por no acatar las instrucciones, bien valdría la pena, que dejara de culpar al gobierno o a la sociedad, pues nadie ha ido por ellos para transmitir el virus, sino ellos mismos al salir a plazas comerciales, parques, entre otros, fueron los directamente responsables de todo ello.