José Adriano / Opinión

José Adriano 

*** La irrelevancia del gobierno

La gobernabilidad en Chiapas está prendida con alfileres y no hay visos que esta situación mejore o vaya a cambiar, simple y sencillamente debido a que no existe una agenda política en el gobierno y porque no existen programas y proyectos de inversión, lo que le resta a esta administración posibilidades de acuerdos y rumbo político, que lo aproxime al cumplimiento de la mínima promesa de una transformación, que ya es en Chiapas una ilusión perdida.

Esta situación resulta irrelevante para el gobernador, pero no así para el aparato de seguridad nacional que tiene prendida las luces de alerta en Chiapas pues la entidad puede incendiarse en cualquier momento, y las condiciones del proceso electoral, son propicias para el surgimiento de la violencia, en mucho por la falta de credibilidad y transparencia del gobierno de Rutilio Escandón, pero también por el manejo inadecuado de la pandemia y por la falta de apoyos y estímulos que evitaran el cierre de miles de negocios y, como consecuencia de ello, el despido de trabajadores.

La gran paradoja es que toda la administración está volcada para ganar las elecciones del 6 junio, y se renunció al ejercicio de gobierno, en donde la prioridad principal está en la de salvar las vidas, reducir los contagios, promover la vacunación y tomar medidas preventivas para evitar nuevos repuntes del COVID 19. Situación que al no realizarse, se percibe a un gobierno alejado de los problemas de la población

En esta perspectiva el panorama no es nada halagüeño para la sociedad chiapaneca, que vive una terrible crisis económica, de salud pública con la pandemia, de gobernabilidad, de transparencia, de inseguridad pública y en la coyuntura que caracteriza el peor momento en las condiciones sociales, se tiene a un gobernador lleno de indiferencia y frivolidad, que lo mantiene inalterado y sin preocupación alguna, ante los graves problemas que aquejan a la población.

En Chiapas urge que se establezca una operación política eficaz, que apueste decididamente a la construcción de la gobernabilidad y a la mejora de la vida pública. Esta es la tarea primordial de un gobierno con sentido social, como se supone que es un gobierno emanado de la izquierda. Desafortunadamente esa visión está muy alejada de la realidad que se está viviendo en la entidad, en donde el gobernador está alejado de las problemáticas sociales y no tiene contacto con la gente ni con los medios y los funcionarios, desde el inicio de la administración, no se constituyeron como colaboradores, pues lo que prevalece en la administración son las ocurrencias y no un plan detallado de gobierno, que establezca con claridad las metas a alcanzar.