Ciro Castillo / Columna

 Ensalada de Grillos / Ciro Castillo

*** Ni el pinto ni el colorado

Uy, qué miedo lo que ha venido sucediendo en la comunidad Mitzitón, municipio de San Cristóbal de Las Casas, donde una vez más, la religión vuelve a dividir a un grupo de habitantes.

Aunque todas las religiones, en el fondo, profesan el respeto al prójimo, en el terreno de los hechos, los creyentes suelen hacer lo opuesto.

No es novedad que las diferencias religiosas fracturen a las comunidades indígenas, pero creíamos que habíamos avanzado.

En Mitizón, donde católicos piden la expulsión de un pastor evangélico al que ya habían “echado” hace cinco meses, mientras éste, quizá en un acto de desesperación exhibe un arma de fuego, ni a quién irle. A pesar de que es un tema polémico, porque están en juego las creencias de cada uno. Tan malo el pinto como el colorado…

PREÁMBULO

La problemática de Mitzitón, una comunidad que se erigió como una invasión, seguramente azuzada por intereses políticos, no es nueva.

Éste último episodio que la semana pasada provocó un bloqueo carretero de cuatro días, el cual afectó a miles de personas que circulan en el tramo San Cristóbal – Teopisca – Comitán, comenzó hace unos cinco meses cuando los católicos expulsaron a un pastor, a quien acusaban de haber violentado acuerdos locales.

El evangélico, bajo su riesgo, determinó regresar a esta comunidad enclavada unos kilómetros a la salida de San Cristóbal, donde sus expulsores le recibieron de fea manera, destruyendo casas y presionando a la autoridad con el taponeo carretero, nunca antes visto.

Ni para atrás ni para adelante. Los católicos presionaban, sin levantar el bloqueo, mientras el pastor evangélico advertía que a él no lo sacarían, más que con los pies por delante.

Qué asunto tan complejo para la autoridad, principalmente para la secretaria de Gobierno, Cecilia Flores, quien tiene que mediar una situación en la que siempre se estará en el filo de la navaja y no se le dará gusto a nadie.

Finalmente, cuando la Fiscalía del Estado decide ingresar a la comunidad para detener al pastor, a quien le fue encontrada un arma de fuego y vehículos, presuntamente de dudosa procedencia, y lo entregó a la Fiscalía de la República (FGR), ésta lo deja en libertad porque supuestamente no hubo pruebas suficientes…

MAL PRECEDENTE

Este lunes, tras una manifestación de líderes evangélicos y seguidores, trascendió la liberación de Alejandro Jiménez, pero en silencio. La FGR no dijo esta boca es mía.

Fueron los propios dirigentes evangélicos que dieron su versión. Esdras Alonso, de la organización Alas de Águila, festejó que se dejó libre a un inocente.

Había amenazado que, en caso de que su compañero de religión no fuese liberado, habría protestas más fuertes. No por nada, pareció amagar, hay un millón y medio de cristianos en el estado.

“Le quemaron cinco casas, le destruyeron todo”, recriminó el dirigente evangélico, quien quizá tiene toda la razón respecto a la postura radical de los católicos de Mitzitón, pero calla sobre la presunta portación de arma de un pastor. Dónde se ha visto semejante cosa.

Es un caso delicado, es difícil estar de uno o de otro lado. Tan malo el pinto como el colorado…

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