Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas  /  Mario Caballero 

El Sabinal: festín de carroñeros

El 2 de febrero de 2010, en el Día Mundial de los Humedales, el gobierno de Juan Sabines Guerrero anunció una inversión millonaria para salvar el río Sabinal. Siete años más tarde, dicho proyecto que nunca se llevó a cabo es, a la par de la obra “¡Qué viva el centro!” y las Ciudades Rurales Sustentables, una transa más del ex gobernador que pasó a la inmortalidad como el mandatario más corrupto de la historia de Chiapas.

El río Sabinal cobra su nombre por la enorme cantidad de Sabinos que embellecen sus márgenes. Nace en un ojo de agua en el municipio de Berriozábal y está compuesto por doce arroyos. Tiene una longitud de más de trece mil metros con los que atraviesa a Tuxtla Gutiérrez hasta desembocar en el Cañón del Sumidero. Es un ícono natural de la capital del estado.
Cuenta la gente mayor de la anterior hermosura del río. Hablan con añoranza de sus aguas cristalinas, llenas de peces. Ahí se bañaban los niños -dicen-, las mujeres se juntaban para lavar la ropa y los fines de semana se convertían en días de fiesta y regocijo familiar bajo los imponentes Ahuehuetes y Cipreses.
Pero por falta de educación ambiental y un negligente planeamiento del crecimiento demográfico de la ciudad, el río Sabinal es en la actualidad un foco de contaminación que enferma el ecosistema y a las personas que habitan en sus alrededores. En temporada de seca es un afluente pestilente debido a que en él desaguan aguas negras, y en tiempo de lluvias pone de manifiesto la ineptitud de las autoridades, pues en varias ocasiones se ha desbordado inundando calles, casas y negocios. Las pérdidas materiales son cuantiosas, pero lo más grave es que también ha costado vidas humanas.
El gobierno de Sabines prometió devolverle la grandeza al río. Nos vendió la idea de que al acabar la obra sería nuevamente navegable. Sin embargo, como ocurrió con el biodiesel que hasta el ex dirigente de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, fue engañado, los tuxtlecos fuimos estafados con el proyecto de saneamiento del Sabinal que nos costó cientos de millones de pesos que “desaparecieron” inexplicablemente o que quizá fueron a parar a las cuentas bancarias de todos los que estuvieron involucrados.

EL PROYECTO
La obra se presentó como “Proyecto Integral de Recuperación y Saneamiento del Río Sabinal”, cuyo propósito era buscar que fuera saludable, a su vez, que generara riqueza económica en sus alrededores. Pero la burla no tuvo límites.
El plan consistía en desarrollar el cauce del río contemplando los parques Caña Hueca, Joyo Mayu y Tziqueté. Según palabras del ex secretario de Infraestructura Ricardo Serrano Pino, serían limpiados dos kilómetros y medio del río para hacerlo navegable, en el que se realizarían recorridos en vehículos anfibios.
Con este anuncio todos nos imaginábamos surcando las aguas del Sabinal en barcazas o en chalupas, o como en Xochimilco en las famosas trajineras. Lo jóvenes en lugar de llevar a la novia al cine podrían invitarla a un paseo en góndola bajo la luz de la luna, comiendo tamal de hoja o de yerba santa y tomando cerveza o aguas frescas, según el gusto de cada quien.
Asimismo se preveía la construcción de una isla para desarrollos comerciales, dos embarcaderos, áreas de estar y de descanso, sanitarios, plazas para restaurantes, fuentes espectaculares, espacios deportivos y de recreación y diecisiete mil quinientos metros cuadrados para zonas de usos múltiples. El romanticismo de París y Venecia, con sus recorridos en góndola acompañados por música de violín, sería trasladado a Tuxtla Gutiérrez.
“Ese es el sueño del gobernador Juan Sabines”, dijo Serrano Pino.
Supuestamente, la empresa que se encargaría de hacer realidad “el sueño de Sabines” ganó en un concurso donde participaron cinco mil proyectos de todo el mundo. El diseño ganador se llamó “Manejo Integral de Saneamiento de la Cuenca del río Sabinal”, elaborado por el Laboratorio de Hábitats Bioéticos (LHB), empresa ubicada en la Ciudad de México y de la cual el director de proyectos es un tal Eduardo Cruz.
Lo extraño es que nada se sabe de dicha empresa, y hasta su página de internet está hackeada desde el año 2010, y lo poco que se puede ver de la misma está en un completo abandono. Por otro lado, lo que se sabe es que dicha compañía tiene como único trabajo en marcha, desde 2008, el rescate del río Sabinal. Muy extraño no le parece.
Blanca Ruth Esponda, coordinadora general de Gabinete de Juan Sabines, dijo que el “proyecto será trascendental y brillante. Vamos a recuperar la salud del propio río”. Fue una más de las personas que intervinieron en la realización de los planes. Pero la que sin duda debe rendir cuentas es Lourdes López Moreno, porque como secretaria de Medio Ambiente su colaboración en los trabajos de planeación, organización, elaboración y conclusión del proyecto (al menos en el dicho) fue fundamental.
La inversión inicial fue de 300 millones de pesos para saldar los gastos de la primera etapa que abarcaría el rescate hidráulico y la construcción del bordo en un tramo de un kilómetro cien metros. Pero nunca se hizo nada.
El anuncio se dio en uno de los espacios del parque Caña Hueca, y los flashazos eran dirigidos hacia Isabel Aguilera de Sabines, Yassir Vázquez Hernández, entonces alcalde de Tuxtla Gutiérrez, y al cantante Emmanuel, muy amigo del gobernador Sabines Guerrero que ese día brilló por su ausencia.

EL FRAUDE DE EMMANUEL
Emmanuel era muy amigo del ex gobernador porque se dice que cuando Juan Sabines era pobre y vagabundeaba sin empleo en las calles de la Ciudad de México, el cantante lo invitaba a comer y hasta le daba alojamiento en su casa, sin imaginarse si quiera que aquel joven famélico algún día se convertiría en gobernador de Chiapas, y que el futuro de ambos sería muy generoso.
Durante los seis años del gobierno Emmanuel disfrutó de las bondades del poder. Se alejó de los escenarios y los estudios de grabación para convertirse en un lamebotas a sueldo. Acompañaba a Sabines en sus “giras de trabajo”, firmaba como testigo en convenios internacionales y gozaba de picaporte en Palacio de Gobierno. Otros cantantes como Ricardo Montaner, obtuvieron contratos millonarios gracias a su influencia. Hasta su hijo, Alexander Acha, grabó discos y videos con el supuesto patrocinio del erario de los chiapanecos.
Fue el artista más consentido del sabinato. Logró fortuna, poder e injerencia en las decisiones gubernamentales.
Emmanuel respaldó la idea de recuperar el río Sabinal. Como presidente de la Fundación Hombre Naturaleza reconoció en Sabines Guerrero un mandatario que encara los problemas y propone soluciones. Cínico. Fouché dijo que todo “hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”. Y Sabines sabía cuál era el del cantante.
El día que se presentó el proyecto, Emmanuel dijo: “Los que antes lo veían, los señores mayores que conocieron ese río, a lo mejor volverán a sonreír cuando vean que ese río puede ser nuevamente navegable, puede ser un lugar donde todos podamos caminar, donde tengan sombras, donde no huela ya a contaminación, donde vuelva a haber peces, donde tengan un agua cristalina y donde recuperemos lo que alguna vez Dios nos regaló”. Públicamente le prometió a los tuxtlecos los que nunca cumplió. De ser un cantante en vías del retiro, pasó a ser un embustero corrupto, sin escrúpulos y desvergonzado.
Ese día Samuel Toledo Córdova Toledo no salió en la foto porque no estuvo presente, pero es otro de los funcionarios que colaboraron en el fraude del Sabinal, y podría estar implicado en el desvío de 480 millones de pesos que iban destinados a la obra.
Córdova Toledo se desempeñaba en ese entonces como secretario de Desarrollo y Participación Social, por lo cual tuvo trato directo con la constructora ODISEA, cuyo apoderado legal es Arturo Ortiz, presunto prestanombres de José Emmanuel Arturo Acha Martínez, alias Emmanuel, que al parecer fue una de las empresas que estuvieron implicadas en la corrupción del proyecto que nunca se realizó pero del que sí existieron las partidas presupuestales.
Juan Sabines Guerrero, Emmanuel, Ricardo Serrano Pino, Blanca Ruth Esponda, Yassir Vázquez, Lourdes López Moreno, Samuel Toledo, entre otros, le deben explicaciones a la justicia por una obra que no se hizo pero que tendría una inversión de mil 600 millones de pesos, ¿dónde quedó o quién se embolsó todo ese dinero? ¡Chao!

@_MarioCaballero