Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Peñista, impostor y contrabandista

José Narro quiere ser presidente nacional del PRI. Pero cómo quiere lograrlo, ¿con mentiras? ¿Con una falsa careta de integridad? ¿De la misma manera con que llegó a ser un académico reconocido?
Las preguntas son importantes. Después de todo, durante muchos años el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido entendido como una persona honesta, como un médico con una importante trayectoria académica, un ex servidor público intachable con aires de estadista. Pero en realidad toda esa buena imagen es sólo una fachada. Pues el león no es como lo pintan.
No podemos negar que José Ramón Narro Robles es un coahuilense que ha llegado a la cima del poder. En dos periodos ha sido rector de la UNAM, ha ocupado varios cargos en la administración pública, ha colaborado con distintos gobiernos y en distintos niveles, tiene gran relación con ex presidentes y en el sexenio pasado fue uno de los secretarios de Estado más cercanos a Enrique Peña Nieto, tanto que hasta fue mencionado como posible candidato presidencial del PRI.
A eso se suma que a lo largo de su carrera académica ha estrechado lazos con círculos intelectuales e importantes figuras nacionales e internacionales. Más de diez universidades lo han distinguido con el Doctorado Honoris Causa. En revistas científicas mundialmente aceptadas ha publicado sobre educación, salud pública y administración de servicios de salud.
Sin embargo, para alcanzar ese éxito violó las leyes, sobornó, algunas veces amenazó y hasta pisoteó los derechos de otros, contando siempre con la complicidad del poder, especialmente del PRI.

UNA CARRERA CUESTIONADA
José Narro nació en Saltillo, Coahuila, y el pasado 5 de diciembre cumplió 70 años de edad. Es militante del PRI desde hace ya varias décadas, aunque nunca ha competido por un cargo de elección popular. De la Facultad de Medicina de la UNAM obtuvo el título de médico cirujano, en 1973, y un año más tarde se incorporó como docente de esa misma escuela.
Pero su carrera médica está cuestionada. Primero, por el posgrado en Medicina Comunitaria que dice haber estudiado en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, entre 1976 y 1978. Segundo, por la certificación como médico especialista que le fue otorgada por el Consejo Nacional de Salud Pública.
En el primer aspecto, la Universidad de Birmingham niega haberle otorgado un grado académico de posgrado a Narro Robles. De hecho, no existe ninguna tesis ni ningún otro trabajo en los acervos de esa institución educativa que sea de la autoría del el ex rector, quien tampoco especifica si esos estudios se tratan de una maestría o un doctorado.
Lo que se sabe es que Narro cursó pero una estancia práctica, misma que puede ser tomada en cuenta para un futuro posgrado en alguna área de la medicina. Nada más eso. Así que miente.
Lo que se refiere al otro aspecto, se presume que José Narro contó con la complicidad de las autoridades del Consejo Nacional de Salud Pública.
Esto se deduce dado que para obtener dicha certificación se requiere, entre otros requisitos, presentar título de médico cirujano, cédula de médico cirujano, título de maestría o especialidad en salud pública y la cédula de esa maestría o especialidad. Y Pepe Narro no cumple.
Para cualquier profesión la cédula profesional es un requisito indispensable para poder ejercerla. Y en la medicina hay una exigencia todavía más alta, ya que en las manos de este profesionista está la salud e incluso la vida de una persona. No ocurre así con el abogado o el contador, por ejemplo, que una mala práctica de parte de ellos puede llevar a la quiebra un negocio o perder un litigio, de tal situación es muy poco probable que alguien muera.
De acuerdo con los registros de la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública, Narro solamente cuenta con cédula de médico general. No tiene ningún otro estudio de posgrado con la respectiva cédula profesional. Así que el ex secretario de Salud es un médico especialista ilegítimo.

RECTOR DE LA UNAM
El 16 de noviembre de 2007 rindió protesta como rector de la UNAM, y en 2011 fue reelegido por cuatro años más.
Las cuentas que entregó no fueron nada claras. En contraste con la gestión de Juan Ramón de la Fuente (quien aparte de elevar la calidad educativa de la universidad logró que la Ciudad Universitaria fuera declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad), Narro salió acusado de utilizar recursos del erario para la autopromoción personal y de bajar el rendimiento académico de la institución.
Según estudios elaborados por la Universidad de Shanghái Jiao Tong, que son considerados como un referente mundial en la calificación de universidades, la UNAM fue perdiendo puestos en el ranking de las mejores universidades del mundo durante la etapa de José Narro.
La UNAM ocupaba el lugar 152 a escala global de 300 universidades evaluadas cuando Narro asumió la rectoría. Para 2015 estaba por arriba del 200. En otro índice mundial significativo, el World Universities Ranking, la Universidad Nacional pasó del lugar 150 en 2008 al 160 en 2015.
A todo esto, desde 1981 la UNAM no tenía un rector con tan bajas calificaciones como las de Narro Robles, quien fue capaz de mentirle a la Junta de Gobierno de la Universidad presentando un currículum con grados académicos falsos, como los antes mencionados. Después engañó al Consejo Universitario que no quiso responder a los cuestionamientos sobre la veracidad de los datos del ex rector. Inclusive, el destacado jurista y profesor de tiempo completo de la Facultad de Derecho, el Dr. Eduardo López Betancourt, en su calidad de integrante de ese Consejo, lo encubrió.

LOS RESULTADOS COMO SECRETARIO
El gobierno de Peña Nieto se caracterizó por la corrupción y la impunidad de los funcionarios. Y José Narro Robles fue titular de la Secretaría de Salud de febrero de 2016 al 31 de noviembre de 2018, un periodo en el que el desabasto de medicamentos fue generalizado en los hospitales y centros de salud públicos del país, a pesar del enorme presupuesto que hubo para ello.
Una investigación reciente realizada por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, descubrió que en los últimos dos años hubo un fraude por compra de medicamentos que ascendió a los cuatro mil millones de dólares por año, y que en el negocio farmacéutico había hasta políticos promoviendo la venta de medicamentos. Y José Narro era secretario de Salud.
Otra investigación dio cuenta de que las distribuidoras de medicinas y material médico, como Grupo Fármacos Especializados, Distribuidora Internacional de Medicinas y Equipo Médico, Farmacéuticos Maypo y Comercializadora de Productos Internacionales, acapararon casi el 53% del total de compras anuales de bienes del IMSS, entre 2016 y 2018, y el beneficio que obtuvieron esos cuatro proveedores fue de 65 mil millones de pesos.
Lo peor de todo es que esas empresas presuntamente fueron contratadas de manera directa y vendieron los productos con un sobreprecio del 30, 40 y hasta el 50 por ciento del valor comercial real. Y José Narro era secretario de Salud.
Según la Auditoría Superior de la Federación, empresas dependientes de la Compañía Actualización Regulatoria Nacional “3VS”, de la que son socios Mike Arriola Peñaloza y Tuffic Miguel Ortega, ex directores del IMSS en la administración pasada, son responsables de un atraco al erario de los chiapanecos por más de 200 millones de pesos que se hizo a través de compras ficticias de medicamentos. Y eso sucedió en las narices de Narro Robles, que siendo secretario era responsable de fiscalizar y supervisar los contratos de compras de fármacos y demás insumos médicos de todo el sector salud. Por tanto, es cómplice por omisión.

¿DIRIGENTE DEL PRI?
Ese es en realidad José Narro: un político-académico que dice que de llegar a ser presidente del PRI trabajará para que ser priista no sea vergonzante, pero cuya fama es pura apariencia y que pudo ser partícipe de la corrupción más grande que haya existido en el sector salud en toda la historia de México.
Si el PRI pretende volver a la senda del triunfo y reconquistar la confianza de la gente, lo que menos necesita es un peñista. Requiere de alguien capaz de ofrecer una visión política diferente, dispuesto a señalar errores y abusos, que dibuje otra posibilidad, que ofrezca un relato distinto a lo que fue el Nuevo PRI. Y Narro Robles, definitivamente, no es ese alguien. ¡Chao!

@_MarioCaballero