Francisco Gómez Maza / Columna

Análisis a Fondo / Francisco Gómez Maza

…Pon tus barbas a remojar

 

* El siguiente podría ser AMLO

* En paz con Washington y las FA

Argentina de los Fernández… Brasil de Lula… Nicaragua del FSLN… Venezuela de Maduro… ¿Qué le va a ocurrir a México, después del golpe en contra del presidente Evo Morales en Bolivia?

Si ves las barbas de tu vecino recortar pon las tuyas a remojar. Axioma, muy a propósito para los momentos que vive América Latina con el golpe de estado, obviamente avalado por la OEA, por órdenes del Departamento de Estado, en contra del presidente Evo Morales, en Bolivia.

La renuncia del ahora defenestrado presidente progresista agudizó las contradicciones mexicanas. La derecha partidista y los grandes empresarios aplaudieron, contentos, la caída del mandatario boliviano. El gobierno de López Obrador se solidarizó con Morales e incluso le ofreció asilo en voz del canciller Marcelo Ebrard Cassaubón.

Pero es indudable que el golpe en la nación sudamericana, contra un gobierno progresista, envalentonó a los enemigos de la 4T, encabezados por los expresidentes albicelestes, los grandes empresarios y la intelectualidad orgánica, y se espera que el discurso de odio contra López Obrador agarre fuerza. 

No pueden ver al tabasqueño ni en pintura. Y no dude que la conspiración en su contra se fragua. 

¡Cuántos de las clases dominantes quisieran derrocar ya al presidente López Obrador! 

Sus enemigos lo acusan de ignorante, de improvisado, de tonto; lo culpan del incremento de la violencia, de la falta de grandes inversiones, de tomar decisiones irracionales, del frío, del calor, de todo lo que a ellos les parece equivocado, pero en el fondo lo rechazan porque atenta contra sus intereses. Y estarían dispuestos a convencer a los militares a perpetrar un golpe de estado para sacarlo de palacio nacional. 

Hay también gente que se dice intelectual de izquierda que quisiera verlo colgado de la horca. Y es que estaban en una zona de confort con los gobiernos que mandaron al carajo los objetivos de la Revolución Mexicana e instauraron un régimen de capitalismo de casino, de economía desnacionalizada y entregada a los grandes intereses empresariales extranjeros.

Por tanto, el gobierno federal deberá estar ya activando su plan B para contrarrestar las accione subversivas de la extrema derecha que lo detesta. Imagino que también debe estar cerrando filas con los mandos de las Fuerzas Armadas. Recuérdese que el presidente, durante la campaña electoral, planteó declaraciones aparentemente en contra del Ejército y los militares no lo olvidan. 

Claro que las Fuerzas Armadas han sido hasta ahora absolutamente constitucionalistas, siempre leales al presidente de la república en turno, quien, por ley, es su comandante supremo, pero desde el presidente general Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940) no había estado al frente del gobierno un mandatario declaradamente nacionalista y eso crispa los músculos y los nervios de los ciudadanos antilopezobradoristas.

López Obrador tendrá también, o principalmente, cuidar, quizá cultivar, una excelente relación con Washington, ya que la Casa Blanca es la fuente de donde salen las órdenes para quitar y poner presidentes en el mundo. 

En el caso de Bolivia, para no retroceder a la golpiza de décadas pasadas en América Latina (Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile, Panamá, Guatemala, República Dominicana), Estados Unidos jugó el papel principal para derrocar a Evo Morales. 

El genial intelectual estadounidense, Noam Chomsky, y su colega indio, Vijay Prashad, señalaron claramente el origen intervencionista estadounidense en el golpe de estado desarrollado en Bolivia.

“La oligarquía (boliviana) cuenta con el total apoyo del gobierno de los Estados Unidos que, desde hace mucho tiempo, está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder”, declararon recientemente ambos intelectuales.

Entonces, es correcto que López Obrador no renuncie a la cruz de su parroquia: el progresismo y el nacionalismo, al apoyar a Evo Morales, condenar el golpe y ofrecerle al ex mandatario sudamericano asilo en México. Pero debe cuidar escrupulosamente sus muy buenas relaciones con las fuerzas armadas mexicanas y con la Casa Blanca.

De otra suerte, el siguiente golpe será dado en palacio nacional para complacencia de los actores políticos y empresariales antilopezobradoristas.