Mario Caballero / Columna

Letras Desnudas / Mario Caballero

*** Chantajea y échate a dormir

Al parecer, la justicia siempre será un derecho aspiracional. Es así porque no es un bien tangible, una meta a la que se pueda llegar una vez y para siempre, sino es una batalla de todos los días que debe librarse en muchos frentes.
México es un país que camina bajo un sistema democrático, con leyes que regulan casi todo. Sin embargo, hemos asumido la falsa ilusión de que la ley por sí misma logrará cambiar la realidad. Cierto, la ley otorga derechos y protección al ciudadano, a su vez pone límites a la autoridad, pero no tiene expresión en los hechos. Sin nadie que la haga valer, la ley se desacredita y deja de actuar en función del interés general, colocando en el margen el ejercicio caprichoso del poder.
Un ejemplo de esa falta de interés por la justicia y la correcta aplicación de las leyes son las comparecencias de servidores públicos en nuestros Congresos. Ha habido casos en que los legisladores se ausentan, otros cuestionan cómodamente, muchos guardan silencio y la oposición rara vez suelta una que otra pregunta incómoda, y no siempre tiene conexión con lo que se acusa.
Dichas comparecencias son, al fin de cuentas, eventos en los que se trata de cuestionar una indignación, pero que nunca llega a tener una consecuencia legal. Pareciera que quienes nos gobiernan les vale poca cosa el dolor y el sentir del pueblo.
Digo esto por el “pacto de civilidad” que el presidente de la República tuvo a bien hacer con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Los mensajes que éste nos envía no son para nada los esperados. No hay justicia en él. Y subraya la incoherencia entre el discurso y los hechos de AMLO, quien por un lado nos dice que “al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”; por el otro, tiende lazos con líderes magisteriales que han hecho una fortuna violando las leyes.

AL MARGEN DE LA LEY
El presidente López Obrador fue en los últimos años la voz más efectiva de la oposición. Criticó los abusos de poder, las injusticias, la corrupción, la impunidad, los pactos bajo la mesa. Por eso lastima el acuerdo que hizo con la Cnte, cuyos líderes han acumulado poder y riquezas controlando la vida de los maestros, siendo corruptos, chantajeando al gobierno, brincando cada ley que encontraron en el camino.
La Cnte es la agrupación menos capacitada, la más chantajista en México. Hizo de las luchas magisteriales una industria criminal que enriqueció a sus dirigentes.
En junio de 2016, varios de sus líderes en Oaxaca fueron encarcelados por amasar fortunas de manera ilícita. Rubén Núñez Ginez, ex secretario general de la Sección 22 de la CNTE (q.e.p.d.), fue acusado de acumular 132 millones de pesos mediante una red de lavado de dinero. Sólo en una de sus cuentas movía 8.1 millones al mes y ganaba 100 mil pesos mensuales sin dar clases por dos plazas.
En los casos de Chiapas, Adelfo Alejandro Gómez, ex dirigente de la Sección 7, llegó a cobrar sin trabajar casi 30 mil pesos por una plaza de primaria. Alberto Mirón es el maestro más rico del estado. Gana 13 mil pesos, pero extrañamente es propietario de varias residencias, quintas y ranchos ganaderos. Además, es dueño de una escuela privada denominada Instituto de Belleza y Cosmetología KAIA.
Pedro Gómez Bámaca, actual dirigente, posee camionetas de lujo, casas y un buen número de plazas del magisterio y puestos gubernamentales que son ocupados por sus familiares. La opulencia de estos pseudo-líderes proviene, precisamente, de las negociaciones con el gobierno.
La mayor presencia de la Coordinadora es en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán, estados con los menores aprovechamientos escolares y donde los estudiantes de educación básica desde 2006 no han podido cursar los 200 días completos del calendario de la SEP por las marchas y plantones. Paradójicamente, hay maestros de esa organización que perciben más de 70 mil pesos mensuales por comisiones, otros ostentan dobles plazas federales.
No generalizo, pero la enseñanza que dan los profesores de la Cnte no es de calidad. En la pasada prueba PISA, los alumnos de los cntecistas registraron un bajo rendimiento en ciencias, lectura y matemáticas. En ciencias son incapaces de interpretar datos e identificar preguntas que salen del experimento más sencillo. En lectura no comprenden lo que leen ni pueden construir hipótesis. En matemáticas son incapaces de comparar la distancia entre dos rutas alternativas o convertir precios a una moneda.
Y no se puede culpar a la falta de dinero en el sector, ya que en los últimos años se ha destinado un 5.2 por ciento del PIB a la educación pública, que es la misma cantidad que dedica Francia y mucho más que Alemania y España.
Por otro lado, en las protestas de la Cnte hay claros actos delincuenciales.
Dejar a los niños sin clases por acudir a las marchas es un delito. También lo es cobrar un sueldo sin devengarlo. Asimismo, tomar casetas de peaje y quedarse con las cuotas, bloquear carreteras, vandalizar edificios públicos, secuestrar camiones, saquear comercios, agredir física y verbalmente a maestros que no comparten sus métodos de lucha ni su lucha. Peor, todavía, utilizar a los docentes como carnada para presionar al gobierno y lograr prebendas políticas.
Así que podríamos decir que la Cnte está al margen y por encima de la ley. Pedro Gómez Bámaca tiene 8 carpetas de investigación, una por usurpación de funciones… ¡y el presidente lo abrazó!

¡QUÉ LÁSTIMA!
El miércoles, después de reunirse durante tres horas con el primer mandatario, los de la Cnte informaron que AMLO aceptó sus exigencias: que las leyes secundarias de la nueva reforma educativa no contemplen evaluación alguna, que los normalistas obtengan plazas automáticas y que a ellos les concedan poder de decisión en todo tipo de promociones laborales. Se me olvidaba, también anunciaron que se les autorizaron “modelos alternativos de educación” y que impondrán sus propios libros en lugar de los oficiales de texto gratuito.
Se agradece que el presidente haya intervenido para impedir que la Cnte se fuera a paro laboral en Chiapas, pero al pactar perdió la valiosa oportunidad de darle firmeza a su gobierno y mostrarlo como garante de la legalidad y la justicia.
Porque el principal mensaje de ese acuerdo es que chantajear al gobierno es provechoso. Nos dice que vandalizar, abandonar las aulas y manipular a los maestros no está mal, que no son delitos. Al contrario, por eso recibirán un trato más comedido y complaciente que el que le fue otorgado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Por todo ello llegamos a la conclusión de que vivimos en un país donde la gente es asesinada, donde legisladores amplían ilegalmente un periodo de gobierno, donde niños mueren por falta de medicamentos en los hospitales públicos, donde líderes magisteriales delinquen y se enriquecen, y la única respuesta es la impunidad.
Es una lástima que quien se considera el padre de la transformación nacional no confronte a los delincuentes y en lugar de eso se ponga a negociar la ley con ellos.
No puede haber cambio sin legalidad. Lograr un México con desarrollo no será bajo pactos de civilidad, sino asumiendo responsablemente el cumplimiento de la ley y llevando al delincuente ante la justicia.
Ayer fue la Cnte, ¿mañana quién chantajeará al gobierno? ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com