Competencia

El sector financiero mexicano es testigo del avance de las instituciones de crédito 100 por ciento digitales, mejor conocidas como neobancos. Esta semana Revolut, una fintech de origen británico recibió su licencia para funcionar como banco, pero toda su operación es virtual, es decir, no cuenta con sucursales o puntos de atención a clientes.

Para algunos directivos de instituciones financieras digitales, como el caso de Nu –fintech de origen brasileño que busca convertirse en banco–, la velocidad con la que las instituciones virtuales atraen clientes y ofrecen productos (sobre todo de consumo) a la población refleja la consolidación del sistema digital.

Una serie de clientes consultados por este medio señaló que la velocidad con la que responden los neobancos, las promociones que lanzan constantemente y ahora los mejores rendimientos que otorgan en productos de ahorro son los motivos por los que han decidido migrar a las nuevas opciones.

Y los banqueros son conscientes de la velocidad con la que atacan estos nuevos competidores, que hace apenas un par de años eran consideradas firmas «unicornios» –con un gran potencial de crecimiento—y ahora son una realidad. Manifiestan su gusto por estar en la contienda, aunque solicitan «reglas claras» o «piso parejo».

El caso de Revolut

A inicios de la semana, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el oficio mediante el cual anunció que otorgó su licencia a Revolut para operar como institución bancaria.

Se trata de un caso peculiar. Revolut cuenta con 40 millones de clientes en todo el mundo, pero sus operaciones las inició como una institución de tecnología financiera (fintech) y se brincó la mayoría de los pasos que han seguido sus similares para operar en nuestro país: comenzar como una institución de medios de pago, adquirir una sociedad financiera popular o un banco en situación crítica y después adquirir la etiqueta de neobanco.

La institución estará a cargo de Juan Miguel Guerra Dávila y comienza con uno de los productos que la caracterizan desde que inició operaciones: las transferencias internacionales. De inicio, contará con un capital social de 431 millones de pesos. El nombre oficial en México será Revolut Bank, y las remesas son su prioridad.

En Internet, la firma financiera ya ofrece una lista de espera a las personas que quieren ser sus clientes y destaca que tiene autorizada su operación en más de 150 países al mismo tiempo que cuenta con 29 divisas dentro de su portafolio para hacer transacciones.

Los competidores

En el mercado al cual busca entrar, el de las remesas, Revolut prácticamente no cuenta con competidores. El servicio más parecido es la opción de Nu para enviar y recibir remesas, o el de PagaPhone, una fintech que ofrece el envío y la recepción, pero que no está autorizada como banco por las autoridades locales.

Junto con Nu –que está en busca de su licencia bancaria–, Ualá, la firma de origen argentino que adquirió el banco ABC, son las únicas instituciones que pueden presumir que nacieron de forma 100 por ciento digital.

Hace unos meses Bineo, el banco digital de Banorte obtuvo su licencia de la CNBV y hasta el momento solamente ofrece su cuenta de ahorro y préstamos personales.

Hey, el brazo digital de BanRegio también está a la espera de obtener su autorización por parte de la autoridad, al igual que OpenBank, que será el banco digital de Santander.

Movieron el tapete al sector

Para Iván Canales, director general de Nu México y miembro del comité de dirección de la Asociación Fintech México, el auge que han tenido las firmas digitales en nuestro país es resultado de que han sabido llegar al público que más necesitaba los servicios financieros: la población rezagada, los que alguna vez quedaron boletinados ante las sociedades de información crediticia, y los jóvenes que buscan comenzar un historial.

Las ‘fintech’ vinieron a mover el tapete a la industria mexicana, consideran directivos de Nu. Foto Marco Peláez

En entrevista con La Jornada, realizada durante la Convención Bancaria, Canales consideró que este crecimiento que tienen las instituciones digitales y la competencia que han dado al sector tradicional significa un proceso de consolidación.

“En el sistema financiero todavía no hay un nivel de competencia que el mexicano merece, hay rezago en la colocación de tarjetas o en el sistema de pagos. Las fintech vinieron a mover el tapete de la industria mexicana, es bueno para una mayor competencia y tener un sistema financiero dinámico es bueno para la economía y para los hogares, las cosas se están moviendo”, dijo.

Reconoció que, en buena medida, las personas de menores ingresos o los jóvenes son quienes optan por utilizar este tipo de servicios financieros, pero conforme se les otorgan beneficios y productos «a la medida» no tienen problemas de caer en problemas de impago y en caso de hacerlo, buscarlos y ofrecerles soluciones es la mejor opción.

“El cliente aprende haciendo, y, por ejemplo, si les gusta su producto les cuenta a sus amigos, les enseñan como usarlo y se hace un círculo virtuoso, aprenden de forma positiva como usar un producto financiero… El sector fintech está consolidado, hay actores muy grandes como Nu y otros –MercadoPago y Stori– que ayudan al sistema, como gremio, hacemos las cosas bien y al mercado más dinámico.”

Banqueros, al pie del cañón

Para no perder la oportunidad y tampoco no quedarse atrás, hay bancos como Santander, Banorte, Afirme o Invex que lanzaron su institución digital.

“Hay un segmento del mercado que prefiere una opción 100 por ciento digital. No quieren poner un pie en la sucursal, no quieren hablar a un contact center, ellos lo que quieren es poder hacer todo mediante el celular. Hay otra parte amplia de la población que en realidad no necesita más que una tarjeta de ahorro, una tarjeta de débito y una tarjeta de crédito”, dijo Felipe García, director general de Santander en entrevista, al explicar el motivo por el cual está por lanzar Openbank.

«No todo el mundo va por autos, no todo el mundo va por hipotecas, no todo el mundo va por un crédito pyme o demás. Entonces, si haces una oferta 100 por ciento digital enfocada en un grupo de productos mucho más chica, pues es mucho más eficiente la atención a los clientes», expresó.

En reiteradas ocasiones, Julio Carranza, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM) y otro grupo de banqueros, como Daniel Becker, presidente de Banca Mifel han dicho que no están en contra de estas instituciones, pero lo que piden es que haya «reglas parejas», pues «si operas como banco, busca ser un banco».

«Dar intereses altos en modelos que no son rentables, porque no lo son, por empresas que están utilizando capital para financiarse y que no tienen utilidades o un modelo de negocio que demuestre que tendrán utilidades a mediano plazo, es donde hay que tener cuidado», dijo en entrevista Jean Marc Mercier, director general de Invex.

La opinión de los usuarios

«Usaba un banco tradicional y luego pedí una tarjeta de Nu, hoy pienso que estas instituciones son mejores, después de usarlas, claro. Los trámites son más fáciles: solicitar una tarjeta o un préstamo, la comunicación es igual de ágil respecto a un banco y hay una facilidad, no tener que ir a las sucursales», dice Alejandro Hererra, de 32 años, quien también es usuario de Stori.

«Tengo cuenta en Santander y también en Nu y MercadoPago. La aplicación del banco tradicional es buena, de hecho comenzaron a dar créditos después de la pandemia, pero en los digitales tengo opciones de mandar a meses o me dan constantes incrementos en mi línea de crédito, y hacer transferencias es rápido», menciona Carlos Hernández, de 40 años.

«En mi negocio, que es arreglar carros, jamás había usado una terminal, pero luego bajé MercadoPago y ahí puedo hacer transferencias, no me cobra comisión, y luego me dieron la tarjeta y en MercadoLibre puedo comprar piezas, eso no me lo da un banco», explica José Alcantara, de 39 años.

«Me gusta más usar un banco tradicional, porque me da la tranquilidad de qué el dinero está seguro, y sobre todo que son instituciones que ya tienen experiencia en el mercado. Tengo Hey Banco y Spin, pero sólo para abrir una cuenta y hacer un pago. Desde entonces, no las uso», explica Ángel Velázquez de 25 años.

“La diferencia entre un banco digital y uno tradicional creo que es la inmediatez, y que muchos trámites ya pueden ser realizados desde el celular. Aunque los bancos han tratado de migrar a este ecosistema, aún tienen un largo camino por recorrer, porque suelen ser más exigentes en sus procesos, pero también tienen una mayor infraestructura, por ejemplo, tienen personal de servicio al cliente que te puede resolver una duda, en cualquier instante, contrario a la fintech, que suelen tardar más de una hora en contactarte o darte asistencia telefónica si se presenta el caso”, agregó Velázquez.